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Lucas 10:29 - Biblia Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento)

Pero el maestro de la Ley no quedó satisfecho con la respuesta de Jesús e insistió: --¿Y quién es mi prójimo?

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

El hombre quería justificar sus acciones, entonces le preguntó a Jesús: —¿Y quién es mi prójimo?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: '¿Y quién es mi prójimo?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero él, queriendo justificarse, le preguntó a Jesús: '¿Y quién es mi prójimo?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

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Otras versiones



Lucas 10:29
11 Referencias Cruzadas  

Después, Jesús llamó a sus discípulos y a la gente, y les dijo: 'Si ustedes quieren ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen que estar dispuestos a morir en una cruz y a hacer lo que yo les diga.


Jesús terminó el relato y le dijo al maestro de la Ley: --A ver, dime. De los tres hombres que pasaron por el camino, ¿cuál fue el prójimo del que maltrataron los ladrones?


Entonces Jesús les dijo: 'Ustedes tratan de aparecer delante de los demás como personas muy honestas, pero Dios los conoce muy bien. Lo que la mayoría de la gente considera de mucho valor, para Dios no vale nada.


No comprenden que sólo Dios nos puede declarar inocentes. Por eso han tratado de hacer algo para que Dios los acepte. En realidad, han rechazado la manera en que Dios quiere aceptarlos.


Si Dios lo hubiera aceptado por todo lo que hizo, entonces podría sentirse orgulloso ante nosotros. Pero ante Dios no podía sentirse orgulloso de nada.


Nadie puede agradar a Dios sólo obedeciendo la ley, pues la Biblia dice: 'Los que Dios ha aceptado y confían en él, vivirán para siempre'.


Como pueden ver, Dios nos acepta por lo que hacemos, y no solo por lo que creemos.