La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Lucas 1:6 - Biblia Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento)

Isabel y Zacarías eran muy buenos y obedecían todos los mandamientos de Dios.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

Zacarías y Elisabet eran justos a los ojos de Dios y cuidadosos en obedecer todos los mandamientos y las ordenanzas del Señor.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Ambos eran personas muy cumplidoras a los ojos de Dios y se esmeraban en practicar todos los mandamientos y leyes del Señor.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Ambos eran justos delante de Dios, conduciéndose irreprochablemente en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Ambos eran realmente rectos ante Dios y llevaban una conducta intachable en conformidad con todos los mandamientos y órdenes del Señor.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y ambos eran justos delante de Dios, andando irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.

Ver Capítulo
Otras versiones



Lucas 1:6
33 Referencias Cruzadas  

No tenían hijos, pues Isabel no había podido quedar embarazada y, además, los dos eran muy viejos.


Entonces Jesús les dijo: 'Ustedes tratan de aparecer delante de los demás como personas muy honestas, pero Dios los conoce muy bien. Lo que la mayoría de la gente considera de mucho valor, para Dios no vale nada.


En ese tiempo había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que obedecía a Dios y lo amaba mucho. Vivía esperando que Dios libertara al pueblo de Israel. El Espíritu Santo estaba sobre Simeón,


Hace mucho tiempo el rey David dijo lo siguiente, refiriéndose a Jesús: 'Veo siempre a Dios delante de mí; con él a mi derecha no tengo nada qué temer.


Pablo miró a todos los de la Junta Suprema y les dijo: --Amigos israelitas, yo tengo la conciencia tranquila, porque hasta ahora he obedecido a Dios en todo.


Por eso siempre trato de obedecer a Dios y de estar en paz con los demás; así que no tengo nada de qué preocuparme.


Tú no tienes parte con nosotros, pues bien sabe Dios que tus intenciones no son buenas.


Lo hizo para que ya no vivamos de acuerdo con nuestros malos deseos, sino conforme a todos los justos mandamientos de la ley, con la ayuda del Espíritu Santo.


Los felicito, porque ustedes siempre se acuerdan de mí y obedecen mis enseñanzas.


Nos satisface saber que nos hemos comportado bien, y que hemos sido sinceros con todos, especialmente con ustedes. No lo hicimos guiados por nuestra propia sabiduría, sino con la ayuda de Dios, y gracias a su gran amor.


para que no pequen ni nadie pueda culparlos de nada. En este mundo lleno de gente malvada y pecadora, ustedes, como hijos de Dios, deben alejarse de la maldad y brillar por su buen comportamiento.


También le pedimos al Señor Jesús que les dé fuerzas para confiar plenamente en Dios, y les de también un corazón puro y sin pecado. Así, cuando él venga con todo su pueblo especial, nadie podrá acusarlos de nada delante de Dios. Amén.


Por eso, queridos amigos, mientras esperan a que esto suceda, hagan todo lo posible por estar en paz con Dios y porque él los encuentre sin pecado.


Como ustedes saben, Jesucristo hace todo lo que le agrada a Dios. Por eso también deben saber que todo el que hace lo que a Dios le agrada, es hijo de Dios.


Nosotros sabemos que conocemos a Dios porque obedecemos sus mandamientos.


Hijitos míos, ¡que nadie los engañe! Todo el que obedece a Dios es tan justo como lo es Jesús.