Yo, el Hijo del hombre, soy así. No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. Vine para liberar a la gente que es esclava del pecado, y para lograrlo pagaré con mi vida'. Jesús sana a dos ciegos
Gálatas 4:5 - Biblia Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento) Dios lo envió para liberar a todos los que teníamos que obedecer la ley, y luego nos adoptó como hijos suyos. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Biblia Nueva Traducción Viviente Dios lo envió para que comprara la libertad de los que éramos esclavos de la ley, a fin de poder adoptarnos como sus propios hijos; Biblia Católica (Latinoamericana) con el fin de rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que así recibiéramos nuestros derechos como hijos. La Biblia Textual 3a Edicion para que redimiera a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 para que rescatara a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la adopción filial. Biblia Reina Valera Gómez (2023) para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. |
Yo, el Hijo del hombre, soy así. No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. Vine para liberar a la gente que es esclava del pecado, y para lograrlo pagaré con mi vida'. Jesús sana a dos ciegos
Pero aquellos que lo aceptaron y creyeron en él, llegaron a ser hijos de Dios.
'Ustedes deben cuidarse a sí mismos, y cuidar a los miembros de la iglesia. Recuerden que el Espíritu Santo los puso como líderes de la iglesia de Dios, para que cuiden a todos los que Dios salvó por medio de la sangre de su propio Hijo.
Dios ya no nos acepta por obedecer la ley; ahora sólo acepta a los que confían en Cristo. Con Cristo, la ley llegó a su cumplimiento. Todos pueden ser salvos
Porque el Espíritu que Dios les ha dado no los esclaviza ni les hace tener miedo. Por el contrario, el Espíritu nos convierte en hijos de Dios y nos permite decirle a Dios: '¡Papá!'
El mundo entero espera impaciente que Dios muestre a todos que nosotros somos sus hijos.
Y no sólo sufre el mundo, sino que también sufrimos nosotros, los que tenemos al Espíritu Santo como anticipo de todo lo que Dios nos dará después. Mientras esperamos que Dios nos adopte definitivamente como sus hijos, y nos libere del todo, sufrimos en silencio.
Ellos son el pueblo que Dios ha elegido. A ellos Dios les dio el derecho de ser sus hijos. Dios ha estado con ellos y les ha mostrado su gran poder. Hizo pactos con ellos, y les dio su ley. Les enseñó a adorarlo de verdad, y también les hizo promesas.
Pero Cristo prefirió recibir por nosotros la maldición que cae sobre el que no obedece la ley. De ese modo nos salvó. Porque la Biblia dice: 'Dios maldecirá a cualquiera que muera en una cruz'.
Ustedes han confiado en Jesucristo, y por eso todos ustedes son hijos de Dios.
Ustedes, los que quieren obedecer la ley, díganme una cosa: ¿No han leído lo que la Biblia nos dice de Abraham?
Ustedes ya no son como los esclavos de cualquier familia, sino que son hijos de Dios. Y como son sus hijos, gracias a él tienen derecho a sus riquezas. Pablo se preocupa por los gálatas
decidió enviar a Jesucristo para adoptarnos como hijos suyos, pues así había pensado hacerlo desde un principio.
Por la muerte de Cristo en la cruz, Dios perdonó nuestros pecados y nos liberó de toda culpa. Esto lo hizo por su inmenso amor. Por su gran sabiduría y conocimiento,
Deben amar a los demás, así como Cristo nos amó y murió por nosotros. Su muerte es para Dios como el delicado aroma de una ofrenda.
Él quiso morir para rescatarnos de todo lo malo y para purificarnos de nuestros pecados. Al hacerlo, nos convirtió en su pueblo, en un pueblo decidido a hacer el bien.
El Hijo nos muestra el poder y la grandeza de Dios, porque es igual a Dios en todo, y con su gran poder hace que el universo siga existiendo. Él logró que Dios nos perdonara nuestros pecados, y después subió al cielo y se sentó a la derecha del trono de Dios. El Hijo de Dios es superior a los ángeles
Cristo no entró a ese santuario para ofrecer a Dios la sangre de animales, sino para ofrecer su propia sangre. Entró una sola vez y para siempre; y, de ese modo, de una vez por todas nos libró del pecado.
Así, por medio de Jesucristo, entramos en un nuevo pacto con Dios. Porque Jesucristo murió para que Dios nos perdonara todo lo malo que hicimos cuando servíamos al primer pacto. Y por medio de su muerte, también los que hemos sido elegidos por Dios recibiremos la salvación eterna que él nos ha prometido.
Porque Cristo murió una vez y para siempre para perdonarnos nuestros pecados. Él era bueno e inocente, y sufrió por los pecadores, para que ustedes pudieran ser amigos de Dios. Los que mataron a Cristo destruyeron su cuerpo, pero él resucitó para vivir como espíritu.
Los ciento cuarenta y cuatro mil estaban de pie delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes y de los veinticuatro ancianos, y cantaban una canción nunca antes escuchada. Nadie podía aprender la letra de aquella canción, sino sólo aquellos que fueron salvados de entre la gente de este mundo.
Y todos ellos cantaban esta nueva canción: 'Sólo tú mereces tomar el libro y romper sus sellos. Porque fuiste sacrificado, y con tu sangre rescataste para Dios, a gente de toda raza, idioma, pueblo y nación.