Y acaeció cuando Acab oyó estas palabras, que rasgó sus vestidos, y puso cilicio sobre su carne, y ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado.
Jonás 3:6 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Y llegó la palabra hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, y echó de sí su vestido, y se cubrió de cilicio, y se sentó sobre ceniza. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando el rey de Nínive oyó lo que Jonás decía, bajó de su trono y se quitó sus vestiduras reales. Se vistió de tela áspera y se sentó sobre un montón de cenizas. Biblia Católica (Latinoamericana) La noticia llegó hasta el rey de Nínive, que se levantó de su trono, se quitó el manto, se vistió de saco y se sentó sobre cenizas. La Biblia Textual 3a Edicion Cuando la noticia llegó hasta el rey de Nínive, éste se levantó de su trono, se despojó de su manto, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. Biblia Serafín de Ausejo 1975 La noticia llegó al rey de Nínive, quien se levantó de su trono, se quitó el manto, se vistió de saco y se sentó en la ceniza. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, y echó de sí su vestidura, y se cubrió de cilicio, y se sentó sobre ceniza. |
Y acaeció cuando Acab oyó estas palabras, que rasgó sus vestidos, y puso cilicio sobre su carne, y ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado.
Y tomaba una teja para rascarse con ella, y estaba sentado en medio de ceniza.
Se ceñirán de cilicio en sus plazas; en sus terrados y en sus calles todos aullarán, descendiendo en llanto.
Di al rey y a la reina: Humillaos, sentaos en tierra ; porque la corona de vuestra gloria bajó de vuestras cabezas.
Y les contó Micaías todas las palabras que había oído leyendo Baruc en el libro a oídos del pueblo.
Y no tuvieron temor, ni rasgaron sus vestidos, el rey y todos sus siervos que oyeron todas estas palabras.
Hija de mi pueblo, cíñete de cilicio, y revuélcate en ceniza; hazte luto como por hijo único, llanto de amarguras, porque presto vendrá sobre nosotros el destruidor.
Yod : Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sion; echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio; las hijas de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra.
Entonces todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, y se quitarán sus mantos, y desnudarán sus bordadas ropas; de espanto se vestirán, se sentarán sobre la tierra, y temblarán a cada momento, y estarán atónitos sobre ti.
Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, en ayuno, y cilicio, y ceniza.
No lo digáis en Gat, ni lloréis mucho; revuélcate en el polvo por Bet-le-afra.
¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón fueran hechas las maravillas que han sido hechas en vosotras, en otro tiempo se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.
¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Que si en Tiro y en Sidón hubieran sido hechas las virtudes que se han hecho en vosotras, hace ya días que, sentados en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido.