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Génesis 34:8 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras

Y Hamor habló con ellos, diciendo: El alma de mi hijo Siquem se ha apegado con vuestra hija; os ruego que se la deis por mujer.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y Hamor habló con ellos, diciendo: El alma de mi hijo Siquem se ha apegado a vuestra hija; os ruego que se la deis por mujer.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Hamor habló con Jacob y con sus hijos: —Mi hijo Siquem está verdaderamente enamorado de su hija —dijo—. Por favor, permítanle casarse con ella.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Hamor habló con ellos y les dijo: 'Siquem, mi hijo, está enamorado de la hermana de ustedes. Les ruego que se la den por esposa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero Hamor habló con ellos, diciendo: El alma de mi hijo Siquem se ha apegado a vuestra hija, os ruego se la deis por mujer.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Jamor habló con ellos y les dijo: 'Siquén, mi hijo, se ha enamorado de vuestra hija; dádsela, os ruego, por esposa.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Hamor habló con ellos, diciendo: El alma de mi hijo Siquem se ha apegado a vuestra hija; os ruego que se la deis por esposa.

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Otras versiones



Génesis 34:8
9 Referencias Cruzadas  

Mas su alma se apegó a Dina la hija de Lea, y se enamoró de la joven, y habló al corazón de ella.


Y los hijos de Jacob vinieron del campo cuando lo supieron; y se entristecieron los varones, y se ensañaron mucho, porque hizo vileza en Israel acostándose con la hija de Jacob, lo que no se debía haber hecho.


Y emparentad con nosotros; dadnos vuestras hijas, y tomad vosotros las nuestras.


de los gentiles de las cuales el SEÑOR había dicho a los hijos de Israel: No entraréis a ellas, ni ellas entrarán a vosotros; porque ciertamente ellas harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas pues se juntó Salomón con amor.


Como el siervo anhela la sombra, y como el jornalero espera el reposo de su trabajo,


Quebrantada está mi alma de desear tus juicios todo el tiempo.


Salmo de David, estando en el desierto de Judá. Dios, Dios mío eres tú; a ti madrugaré; mi alma tuvo sed de ti, mi carne te desea en tierra de sequedad y transida sin aguas.


Codicia y aun ardientemente desea mi alma los atrios del SEÑOR; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.


Y a la tierra a la cual levantan ellos su alma para tornar, allá no volverán.