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1 Juan 2:2 - Dios Habla Hoy Versión Española

Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean perdonados; y no solo los nuestros sino los de todo el mundo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Él mismo es el sacrificio que pagó por nuestros pecados, y no solo los nuestros sino también los de todo el mundo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El es la víctima por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero.

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La Biblia Textual 3a Edicion

el cual es también la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Él es sacrificio de purificación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

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Otras versiones



1 Juan 2:2
17 Referencias Cruzadas  

pero el chivo sobre el que recaiga la suerte por Azazel, lo presentará vivo ante el Señor para obtener el perdón de los pecados, y después lo echará al desierto, donde está Azazel.


Volvió el criado, diciendo: ‘Señor, he hecho lo que me mandaste y aún queda sitio.’


Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: “¡Mirad, ese es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!


Pero cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí.


Por eso dijeron a la mujer: –Ahora ya no creemos solo por lo que tú nos contaste, sino porque nosotros mismos le hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo.


Por eso tenía que ser hecho igual en todo a sus hermanos, para llegar a ser delante de Dios un sumo sacerdote fiel y compasivo, y para obtener el perdón de los pecados de los hombres por medio del sacrificio.


Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud. Cristo fue herido para que vosotros fuerais sanados.


Porque Cristo mismo sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. Él era inocente, pero sufrió por los malos, para llevaros a Dios. Como ser humano murió, pero como ser espiritual volvió a la vida.


Pero si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces tenemos comunión entre nosotros y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.


Ya sabéis que Jesucristo vino al mundo para quitar los pecados y que él no tiene pecado alguno.


El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.


Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para salvar al mundo.


Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero está bajo el poder del maligno.


Así pues, el gran dragón fue expulsado, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás y que engaña a todo el mundo. Él y sus ángeles fueron lanzados a la tierra.