No se apartará de Judá el cetro, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que se le ofrezca el tributo y los pueblos le obedezcan.
Números 17:2 - Biblia Castilian 2003 'Di a Eleazar; hijo del sacerdote Aarón, que saque los incensarios de en medio del fuego y esparza lejos las brasas, porque están consagrados. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los príncipes de ellos, doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás el nombre de cada uno sobre su vara. Biblia Nueva Traducción Viviente «Diles a los israelitas que te traigan doce varas de madera, una por cada jefe de las tribus de los antepasados de Israel, y escribe el nombre de cada jefe en su propia vara. Biblia Católica (Latinoamericana) Comunícale esto al sacerdote Eleazar, hijo de Aarón: Saca los incensarios de entre las cenizas y arroja lejos el fuego que había en ellos, porque están consagrados. La Biblia Textual 3a Edicion Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una vara por cada casa paterna: doce varas de todos sus jefes conforme a sus casas paternas, y escribirás el nombre de cada uno en su vara. Biblia Serafín de Ausejo 1975 'Di a Eleazar; hijo del sacerdote Aarón, que saque los incensarios de en medio del fuego y esparza lejos las brasas, porque están consagrados. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los príncipes de ellos, doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás el nombre de cada uno sobre su vara. |
No se apartará de Judá el cetro, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que se le ofrezca el tributo y los pueblos le obedezcan.
Este empadronamiento de los sacerdotes estaba hecho según sus casas paternas, igual que el de los levitas, desde los veinte a os para arriba, según sus funciones y sus clases.
El cetro del poder te lo env a el Se or desde Sión: domina en medio de tus enemigos.
Jamás se posará el cetro del malvado sobre la suerte de los justos, para que éstos no alarguen su mano a la maldad.
Dijo entonces Yahveh: '¿Qué es eso que tienes en la mano?'. Respondió: 'Un cayado'.
Salió fuego de uno de sus vástagos que devoró sarmientos y frutos. No queda en ella vástago robusto, cetro que pueda reinar'.' Es una eleg a y se canta como eleg a.
Y todo mortal sabrá que yo, Yahveh, he sacado mi espada de la vaina; ya no será envainada'.
Pastorea a tu pueblo con tu cayado, al reba o de tu heredad, que mora apartado en un bosque, en medio de un vergel. ¡Que pazcan en Basán y Galaad, como en los d as de anta o!
Los incensarios de esos hombres que pecaron y lo pagaron con su vida, serán transformados en láminas delgadas para recubrir el altar; porque han sido presentados ante Yahveh, están consagrados. As serán una se al para los israelitas'.
El d a que acabó Moisés de erigir el santuario y de ungirlo y consagrarlo con todos sus accesorios, y de ungir y consagrar el altar y todos sus utensilios,