La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Lucas 5:8 - Biblia Castilian 2003

Cuando Simón Pedro vio esto se echó a los pies de Jesús, diciéndole: 'Apártate de m, Se or, que soy hombre pecador'.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando Simón Pedro se dio cuenta de lo que había sucedido, cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: —Señor, por favor, aléjate de mí; soy un hombre tan pecador.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Al ver esto, Simón Pedro se arrodilló ante Jesús, diciendo: 'Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Al verlo Simón Pedro, se postró a los pies de Jesús, y dijo: ¡Apártate de mí Señor, que soy hombre pecador!

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Cuando Simón Pedro vio esto se echó a los pies de Jesús, diciéndole: 'Apártate de mí, Señor, que soy hombre pecador'.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Al ver esto Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.

Ver Capítulo
Otras versiones



Lucas 5:8
19 Referencias Cruzadas  

David sintió temor ante Yahveh aquel d a, y dijo: '¿Cómo va a venir a mi casa el arca de Yahveh?'.


Ella dijo entonces a El as: '¿Qué tengo yo que ver contigo, hombre de Dios? ¿Has venido a mi para recordar mis culpas y hacer morir a mi hijo?'.


'He hablado a la ligera: ¿Qué responderé? Taparé con mi mano mi boca.


Dijeron entonces a Moisés: 'Háblanos tú, y te escucharemos: pero que no nos hable Dios, no sea que muramos'.


Yo dije: '¡Ay de m ! ¡Estoy perdido, pues soy hombre de labios impuros que vivo en un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, a Yahveh Sebaot!'.


Al o r esto los disc pulos, cayeron rostro en tierra y quedaron sobrecogidos de espanto.


Entrando en la casa, vieron al ni o con Mar a, su madre y, postrados en tierra, lo adoraron. Abrieron luego sus cofres y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.


Le contestó el centurión: 'Se or, yo no soy digno de que entres bajo mi techo; bastará con que lo digas y mi criado se curará.


Entonces hicieron se as a los compa eros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarles; acudieron y llenaron tanto las dos barcas que casi se hund an.


Es que un enorme estupor se hab a apoderado de él y de los que con él estaban, ante la redada de peces que hab an capturado.


Cuando llegó Mar a a donde estaba Jesús y lo vio, se arrojó a sus pies, diciéndole: 'Se or, si hubieras estado aqu, no habr a muerto mi hermano'.


Porque, ahora vemos mediante un espejo, borrosamente; entonces, cara a cara. Ahora conozco de modo parcial, entonces conoceré plenamente, con la perfección con que soy conocido.


Cuando lo vi, ca como muerto a sus pies. Él puso su diestra sobre m y me dijo: 'No temas. Yo soy el primero y el último


Dijo, pues, Manóaj a su mujer: 'Ciertamente vamos a morir, pues hemos visto a Dios'.


Y la gente de Bet Semes dec a: '¿Quién podrá permanecer en presencia de Yahveh, este Dios santo, y hacia quién irá cuando se aleje de nosotros?'.