Todo lo que tu mano pueda hacer, hazlo con decisión, porque en el seol, adonde vas, no hay actividad, ni razón, ni ciencia, ni sabidur a.
Juan 8:2 - Biblia Castilian 2003 Pero, al amanecer, se presentó de nuevo en el templo. Todo el pueblo acud a a él, y él, all sentado, los instru a. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. Biblia Nueva Traducción Viviente pero muy temprano a la mañana siguiente, estaba de vuelta en el templo. Pronto se juntó una multitud, y él se sentó a enseñarles. Biblia Católica (Latinoamericana) Al amanecer estaba ya nuevamente en el Templo; toda la gente acudía a él, y él se sentaba para enseñarles. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero, al amanecer, se presentó de nuevo en el templo. Todo el pueblo acudía a él, y él, allí sentado, los instruía. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y por la mañana vino otra vez al templo, y todo el pueblo vino a Él; y sentándose, les enseñaba. |
Todo lo que tu mano pueda hacer, hazlo con decisión, porque en el seol, adonde vas, no hay actividad, ni razón, ni ciencia, ni sabidur a.
Desde el a o trece de Jos as, hijo de Amón, rey de Judá, hasta hoy, son veintitrés a os que se me viene dirigiendo la palabra de Yahveh, y yo os he hablado a su tiempo y sin cesar, pero no habéis escuchado.
Pues me volvieron la espalda en vez de la cara, y aunque los escarmenté constantemente, sin cesar, no quisieron escuchar ni aprender la lección.
Os envié a su tiempo y sin cesar a todos mis siervos, los profetas, diciendo: 'No hagáis esas cosas abominables que detesto'.
Entonces dijo Jesús a la gente: '¿Como a un ladrón habéis salido con espadas y palos a prenderme? D a tras d a estaba yo sentado en el templo ense ando, y no me arrestasteis.
As, pues, durante el d a ense aba en el templo, pero sal a a pasar las noches al aire libre, en el monte llamado de los Olivos.
Enrolló luego el libro, lo entregó al ayudante y se sentó. En la sinagoga, todos ten an los ojos clavados en él.
Subió a una de estas barcas, que era de Simón, y le rogó que la apartara un poco de la orilla; se sentó y ense aba a las multitudes desde la barca.
Jesús les responde: 'Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra.
Estas palabras las dijo junto al tesoro, mientras estaba ense ando en el templo; y nadie le echó mano, porque aún no hab a llegado su hora.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer que hab a sido sorprendida en adulterio. Y poniéndola delante,
O do esto, entraron en el templo muy de ma ana y se pusieron a ense ar. Llegó el sumo sacerdote con los suyos, convocaron al sanedr n y a todo el senado de ancianos de los israelitas y ordenaron que los trajeran de la cárcel.