Jacob le preguntó: 'Revélame ahora tu nombre'. Contestó él: '¿Para qué preguntas por mi nombre?'. Y le bendijo all mismo.
1 Juan 4:12 - Biblia Castilian 2003 A Dios nadie lo ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. Biblia Nueva Traducción Viviente Nadie jamás ha visto a Dios; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor llega a la máxima expresión en nosotros. Biblia Católica (Latinoamericana) A Dios no lo ha visto nadie jamás; pero si nos amamos unos a otros, Dios está entre nosotros y su amor da todos sus frutos entre nosotros. La Biblia Textual 3a Edicion A Dios nadie jamás lo vio;° si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha sido perfeccionado en nosotros. Biblia Serafín de Ausejo 1975 A Dios nadie lo ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. Biblia Reina Valera Gómez (2023) A Dios nadie le vio jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se perfecciona en nosotros. |
Jacob le preguntó: 'Revélame ahora tu nombre'. Contestó él: '¿Para qué preguntas por mi nombre?'. Y le bendijo all mismo.
Y a adió: 'Pero tú no puedes ver mi rostro, pues el hombre no puede verme y seguir después con vida'.
Hablo yo con él cara a cara, en visión directa y no en enigmas; él contempla la imagen de Yahveh. ¿Por qué, pues, os habéis atrevido a hablar contra mi siervo Moisés?'.
A Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo único, Dios, el que está en el seno del Padre, él es quien lo dio a conocer.
Ahora quedan fe, esperanza, amor: estos tres. Pero el mayor de ellos es el amor.
¡Al rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén!
el único poseedor de la inmortalidad, que habita en la región inaccesible de la luz, a quien ningún hombre vio ni puede ver. A él, honor e imperio eterno. Amén.
Por la fe dejó Egipto, sin dejarse atemorizar por la ira del rey, ya que se mantuvo en su resolución como quien ve a al Invisible.
En el que guarda su palabra, en éste verdaderamente ha llegado a su plenitud el amor de Dios. En esto conocemos que estamos en él.
El que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Esp ritu que nos ha dado.
Y nosotros hemos llegado a conocer y a creer en el amor que Dios tiene por nosotros. Dios es amor: y quien permanece en el amor, permanece en Dios, y Dios en él.
Si alguno dice: 'Yo amo a Dios', pero odia a su hermano, es mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.
Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios, nos escucha. El que no es de Dios, no nos escucha. De este modo distinguimos al esp ritu de la verdad del esp ritu del error.