¿Qué tipo de fruto estas manifestando?

El fruto del espíritu es el término que el apóstol Pablo usó, para simbolizar los atributos de Dios que deben manifestarse en los creyentes.

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El fruto es el resultado que se obtiene, mediante la comunión con Dios, por medio de su Espíritu, y comprende el área emocional y espiritual del creyente, se manifiesta externamente, a través de la conducta y las buenas acciones.

Ellos son Amor, alegría, paz, paciencia, bondad, fidelidad, mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23).

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Los cuales están ligados entre sí, es decir, que no se puede elegir uno solo, sino que todos son esenciales en la vida de un creyente y representan nueve maneras de manifestar la vida de Cristo en la tierra.

Para formar el fruto del espíritu, se debe tener una comunión estrecha con Dios, porque no puede parecerse alguien a Cristo si no pasa tiempo con Él.

Es necesario manifestar los frutos del espíritu

El hombre es como un árbol, que tiene la capacidad de crecer y dar fruto de acuerdo a su género.

Al igual que un árbol de manzana no puede dar limones, de la misma manera, una persona no puede manifestar dos tipos de frutos a la vez.

Mediante el fruto se conoce el árbol, Mateo 7:20. Si se quiere determinar qué tipo de árbol es una persona, solo se debe mirar a través de sus obras.

La conducta, manera de hablar y testimonio, deben ser de ejemplo a los demás, para demostrar así que Dios está obrando en su vida.

Otra forma de  ser un árbol fructífero, es mediante los dones y talentos, los cuales crecen y se multiplican en el servicio hacia los demás, Juan 15:16.

Cuando los frutos de un árbol llegan a su madurez, sirven de alimento al hombre y las aves.

De igual manera, los frutos espirituales que crecen en una persona, no son para sí mismo, sino para el beneficio de otros.

Existen dos tipos de fruto, el bueno, que representa las buenas acciones, el amor la misericordia, la templanza la bondad y que pertenecen al Espíritu.

El fruto malo se manifiesta mediante el odio, el rencor, la envidia las mentiras, las discordias y toda acción contraria a la Palabra de Dios y pertenecen a la carne.

Estos frutos se contradicen entre sí, ya que la carne tiene el deseo natural por los deleites de esta tierra, mientras que el Espíritu anhela los atributos celestiales.

«Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis», Gálatas 5:16-23.

El término cristiano, hace referencia aquellos que siguen las pisadas de Jesús, es por ello que todo el que se considera «cristiano», debe manifestar en sí mismo la vida de Cristo.

A través del servicio a otros, siendo amables y bondadosos en todo.

«El que dice que es amigo de Dios debe vivir como vivió Jesús», 1 Juan 2:6.

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