¿Qué dice la Biblia acerca del boxeo?

El boxeo es un tipo de deporte de lucha, donde se presentan combates entre dos personas que poseen la misma categoría de peso.

¿Qué opina Dios sobre el boxeo?
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Los participantes hacen uso de guantes adecuados, con los cuales se golpean entre sí, siguiendo una serie de reglas específicas.

Esta lucha se lleva a cabo sobre un ring o cuadrilátero, regularmente el combate tiene una duración de aproximadamente 3 minutos o más.

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El ganador es aquel que logre «noquear al rival», y en ocasiones de empate gana el competidor que los jueces determinan.

En muchos países esta actividad se lleva a cabo de manera «profesional», siguiendo los parámetros establecidos por las leyes; otros por el contrario lo practican de forma «clandestina», sin ningún tipo de reglas y donde el combate se torna muy violento.

Amarás a tu prójimo como a ti mismo

La Palabra enseña el amor por los demás, lo cual implica hacer bien a todas las personas, mostrando respeto, empatía, bondad y disponibilidad para quienes están pasando por angustia.

Este amor se demuestra a través de las obras, es decir que el cristiano debe mostrar en  a través de su servicio el amor de Dios, dando en todo tiempo el trato que se quiere obtener de los demás.

Mateo 22:39, «Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo».

Hay una clave en este mandato y es la frase «como a ti mismo», es por ello que todo lo bueno que se desea personalmente es lo que se debe anhelar para el prójimo, porque nadie desea mal para sí mismo.

«Traten a los demás como ustedes quieran ser tratados, porque eso nos enseña la Biblia», Mateo 7:12 .

El cuerpo tiene valor para Dios

El cuerpo del hombre es de gran estima para Dios, tanto así que Dios mismo formó al hombre a su imagen y semejanza.

Es decir que cada persona es importante para Dios, por eso cada miembro de su cuerpo debe ser cuidado, como un regalo del Señor.

La Biblia enseña que el cuerpo del creyente es templo y morada del Espíritu Santo, por ello cada persona debe cuidar bien de su cuerpo y no tratarlo a la ligera.

«Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es», (1 Corintios 3:17).

Todo lo que hagas debe glorificar a Dios

La vida del creyente debe ser de testimonio en todas las cosas que haga, dándole la gloria a Dios por medio de sus hechos.

Existen muchas cosas que son de atracción e interés para el cristiano, pero sin embargo muchas de ellas no glorifican a Dios, sino por el contrario desvían la mirada de su Palabra.

Es por ello que el creyente debe velar en todas las cosas, poniendo su mirada en lo que realmente edifica, porque tiene libre albedrío y toda acción trae una consecuencia para su vida.

«Algunos de ustedes dicen: «Yo soy libre de hacer lo que quiera.» ¡Claro que sí! Pero no todo lo que uno quiere, conviene; ni todo fortalece la vida cristiana»,       1 Corintios 10:23 .

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