¡ALTO! es hora de rendirse

La palabra «Rendición» no es popular. A nadie le gusta perder y eso parece ser lo que esta palabra implica. Rendición es una palabra que trae a la mente imágenes desagradables de admitir la derrota, retirarse de un juego o ceder ante un oponente más fuerte. Es una palabra que se utiliza casi siempre en un contexto negativo.

¡ALTO! es hora de rendirse
¡ALTO! es hora de rendirse
ÚNETE A NUESTRO GRUPO DE Telegram o Whatsapp. Ofrecemos lo más relevante en noticias e imágenes cristianas 🤗   

En la cultura competitiva de hoy día, se nos enseña a no abandonar nunca y a no ceder nunca. Y si ganar lo es todo, la rendición es algo impensable. Preferimos hablar de ganar, tener éxito, de la superación, de la conquista antes que de ceder, someterse, obedecer, y rendirse.

Pero rendirse a Dios es el centro de la alabanza. Es la respuesta natural al asombroso amor y misericordia de Dios. Nos entregamos a Él por amor, no por miedo o por deber, porque él nos amó primero (1 Juan 4:19).

Anuncios

Existen 3 barreras que nos impiden rendirnos a Dios: El miedo, el orgullo y la confusión.

El miedo: Tememos entregarnos porque Dios nos pueda fallar o no amarnos lo suficiente. Es similar a cuando tenemos miedo a una relación por no confiar en que el amor de la otra persona pueda fallarnos. Hemos de considerar que Dios nos demuestra su amor constantemente, y que lo demostró maravillosamente al entregar a su hijo Jesucristo en sacrificio en la cruz por amor a nosotros. Jesús no murió por accidente, sino por amor, para pagar por nuestros pecados.

El orgullo: No queremos admitir que no estamos a cargo de todo. Queremos ser como Dios. Puede que intelectualmente aceptemos nuestros límites, pero emocionalmente nos irritamos y nos resentimos cuando alguien nos señala nuestros errores y límites. No queremos reconocer nuestra imperfección y nos ponemos a la defensiva. No queremos entregarnos a Dios porque sería admitir que lo necesitamos, que no somos perfectos.

La Confusión: Malinterpretamos las intenciones que Dios tiene para nosotros. Creemos que si nos entregamos a él tendremos una vida infeliz de sometimiento y autosacrificio. En realidad lo que Dios quiere es darnos una vida de suprema felicidad.

Rendirse no es reprimir la propia personalidad. Dios quiere utilizar tu personalidad única, mejorarla y perfeccionarla.

Sabes que te has rendido a Dios cuando confías en que Él hará en lugar de intentar manipular a otros, forzar tu punto de vista, o controlar las situaciones. Sabes que te has rendido cuando no reaccionas a las críticas apresurándote por defenderte. Dejas que Dios te defienda, no desacreditas a otros, no reclamas tus derechos ni te sirves sólo a ti mismo cuando de verdad estás rendido.

¿A quién vas a rendirte?

Todo el mundo acaba rindiéndose a algo o alguien. Si no es a Dios será a las opiniones o expectativas de otros, al dinero, al resentimiento, al miedo, al orgullo propio, lujuria o el ego. Fuimos creados para Dios y para darle adoración a Él con nuestra vida, nuestro trabajo, nuestros talentos. Pero si no lo adoramos a Él adoraremos otras cosas en nuestra vida y ninguna nos va a corresponder como Él lo hace.

Como dijo E.Stanley Jones: «Si no te rindes a Cristo, te rindes al caos.»

Deja tus comentarios sobre esta Reflexión
Enlaces Patrocinados