Una década después de la muerte y resurrección de Jesús, su legado se ha extendido de manera vertiginosa, y los apóstoles necesitan una cabeza que guíe sus pasos. Pedro, abrumado por el gran peso que supone liderar la Iglesia de Cristo, acude a María que, retirada en un lugar tranquilo para vivir los últimos momentos de su vida, es la única que puede orientarle para retomar con fuerza esta labor.
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