Kutná Hora (R. Checa), 8 oct (EFE).- Los restos de unas 40.000 personas, acumulados durante siglos en una historia en la que se mezclan la fe, la peste y las guerras, conforman el osario medieval de Sedlec, una de la atracciones turísticas más originales pero también macabras de la República Checa.
Unos 300.000 visitantes acuden cada año a la Iglesia de Todos los Santos en Sedlec-Kutná Hora para contemplar el impresionante espectáculo que forman los miles de huesos acumulados y las lámparas, cálices, cruces, escudos y guirnaldas hechas con material óseo que decoran la capilla que alberga el osario.
La historia de Sedlec comienza a finales del siglo XIII. Uno de los abades de la entonces abadía cisterciense trajo arena de Tierra Santa y la esparció en el cementerio.
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La presencia de tierra sagrada convirtió el sitio en un popular lugar de enterramiento e incluso nobles de Polonia, Baviera y Bélgica pedían ser enterrados aquí, por lo que el cementerio fue creciendo de tamaño.
Además, la peste de 1318 se cobró la vida de unas 30.000 personas en la zona, que fueron enterradas en el cementerio de la abadía.
Un siglo después, las guerras civiles que asolaron Bohemia aumentaron el número de enterramientos, hasta que se obligó a la Abadía a reducir el tamaño del camposanto, por lo que muchos cadáveres fueron exhumados y sus huesos trasladados al osario.
La leyenda cuenta que fue un moje tuerto el encargado de acumularlos en seis macabras pirámides en el año 1511.
Dos siglos después, la iglesia original fue reconstruida en estilo barroco gótico, de bella factura.
Pero fue en 1870 cuando el osario recibió su aspecto actual de la mano del tallista Frantisek Rint, a quien se encargó poner en orden el caos de calaveras y tibias.
Antes de poner manos a la obra, Rint empapó la materia prima en una solución de cal clorada para desinfectarla y darle color blanco.
Él fue el responsable de las espeluznantes lámparas y objetos decorativos que pueden verse hoy día.
El artesano llegó a utilizar huesos para firmar su obra.
Este “Memento mori” (recuerda que morirás, según la frase latina) cobró notoriedad como fenómeno turístico sólo a partir de los años 90 del siglo XX.
Anteriormente, durante la dictadura comunista, el templo estaba mal cuidado, no existía régimen de visitas y se producía pillaje.
Tras la llegada de la democracia en 1989, el edificio volvió a manos de la Iglesia y fue abierto al público, convirtiéndose pronto en una atracción de primer orden.
Pese al éxito entre los turistas, el osario sigue siendo un lugar con humedades y mala ventilación, a lo que no ayuda la masiva llegada de visitantes.
Está compuesta de una capilla superior con planta de cruz griega y una cripta donde están los huesos, con la mayoría de los restos formando sólo cuatro grandes pirámides que simbolizan a las almas esperando la resurrección.
La llegada masiva de visitantes ha provocado que los vecinos de Sedlec se quejen de los problemas de aparcamiento que provoca la presencia de autobuses turísticos.
Fuente La sirena
El arte de la muerte – Osario de Sedlec
Más de 40,000 huesos humanos fueron colocados de diversas formas para decorar una capilla de una pequeña iglesia gótica de estilo barroco en la República Checa, construida en el año 1400. Después de que las autoridades decidieron desechar los restos de las personas, Frantisek Rint los rescató para hacer una obra de arte que fue terminada en 1870 con el nombre de Osario de Sedlec. “La muerte dio vida al arte”.
Posted by El ricon del metalero on Thursday, October 5, 2017