Parecía algo irreal, pero el pastor le preguntó qué sentía y la mujer respondió que «sí, iba creciendo». Al final de la oración, el hombre le pidió un favor: «Ve al baño y chécate». Al volver, le preguntó: «¿Ya están iguales?». «Sí», respondió la joven. «Nunca había orado por algo así», aseguró el pastor.
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