Tristes y fuertes imágenes. La vida de niñas presas en un burdel en Bangladesh

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Bangladesh es uno de los pocos países musulmanes donde la prostitución es legal. El distrito de Tangail es el hogar del prostíbulo Kandapara, el burdel más antiguo y el segundo más grande en el país donde ha existido durante los últimos 200 años.

A pesar de que fue demolido en 2014, muchas mujeres que crecieron allí no sabían a dónde ir después de su desaparición, por lo que se reinició de nuevo con la ayuda de ONG locales. La reportera gráfica con sede en Alemania Sandra Hoyn fue recientemente a Kandapara para documentar el interior de la ciudad amurallada. Ella compartió lo que vio.

Los profesionales del sexo en Bangladesh no son tratados como ciudadanos normales – no tienen la libertad o los derechos humanos. Las niñas a menudo provienen de la pobreza y suelen ser víctimas de la trata. Son propiedad de una señora, deben pagar las deudas y no se les permite salir o quedarse con el dinero que ganan.

“Oficialmente, deben tener 18 años de edad, pero la mayoría de ellos son menores de edad.” Dijo Hoyn. “Algunos de ellos toman esteroides como Oradexon, un fármaco utilizado por los agricultores para engordar el ganado, para parecer mayor y más saludable. La etapa más vulnerable es cuando un trabajador sexual joven entra en el burdel al principio como una chica de servidumbre, por lo general de 12 a 14 años “.

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Una vez que se paga su deuda, lo que podría tardar hasta cinco años, se convierten en trabajadoras sexuales independientes y se les permite iniciar el rechazo de clientes.

“Desde el momento en que una mujer ha pagado sus deudas, ella es libre de abandonar el burdel.” , Dijo. “Pero estas mujeres su estigmatización social fuera de sus casas » y por lo tanto a menudo optan por quedarse y seguir apoyando a sus familias con sus ganancias.”

Se les niega todo tipo de derechos, no tienen un sueldo y lo único que pueden recibir como obsequio por su buen trabajo es algo de ropa. Estas niñas y mujeres diariamente pueden atender de quince a veinticinco clientes y deja como ganancia al burdel alrededor de 704 rupias y 1405 rupias que en pesos serian aproximadamente entre los 200 y 390 pesos.

Es inconcebible ver como estas mujeres y niñas viven atrapadas en este mundo en el cual están por la necesidad de sobrevivir y poder tener algo que comer e incluso llega a ser doloroso como las mismas madres guían a sus hijas a continuar con el trabajo familiar. Lo que es realmente repulsivo es que el gobierno y la comunidad internacional hasta el momento no hayan hecho nada para que se acabe este estilo de vida, deberían de motivarlas a cambiar de trabajo, además de proporcionárselos para ganarse el pan diario. Es verdaderamente triste ver como estas chicas tienen que luchar para poder sobrevivir.

 

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