Suecia.El programa educativo enseña como norma «ideología de género»

Suecia se enorgulle de ser uno de los países más liberales del mundo en cuestiones morales. Desde 1998, el currículo estándar de las instituciones públicas de enseñanza exige que los profesores «combatan los roles tradicionales de género y los patrones de género» desde temprano.

En las preescolares, el «género neutro» es enseñado y los niños aprenden desde temprano a rechazar sus «inclinaciones» masculinas o femeninas en la realización de las actividades. A veces, los profesores los obligan a hacer actividades normalmente asociadas al sexo opuesto.

El sistema de Suecia, los niños ya están expuestos a ese ideal desde que empiezan a frecuentar las escuelas, cuando tienen sólo un año de edad. Así como en varios países del mundo, hasta mediados de la adolescencia ellos pasarán más tiempo en la escuela que en casa.

Se trata de un masivo experimento social cuyos resultados ya pueden ser percibidos en el comportamiento de su población. Según el NY Times, «niños y niñas se separan por una parte del día y son entrenados para hacer actividades antes asociadas al comportamiento del sexo opuesto».

Por ejemplo, los profesores piden que las niñas jueguen con los carritos y los niños, con muñecas. También proponen que los niños coloquen vestidos y masajean los pies el uno del otro, mientras que las niñas andan descalzas en la nieve y son estimuladas a abrir la ventana y gritar lo más alto que puedan.

Llamados indiscriminadamente de «amiguitos» por los profesores, los niños son estimulados a seguir reglas que impiden hacer una separación por género en el aula. Así, las niñas actúan como niños y viceversa. Se prohíben actividades que coloquen niños jugando sólo con otros niños; el mismo vale para grupos sólo de niñas. 

Estas preescolares tienen ahora «expertos en género» en su equipo para tratar los problemas como niños que se niegan a pintar, bailar, o jugar en la cocina en miniatura. Los profesores celebran cuando las niñas aprenden a gritar «No!» Y demuestran que se han vuelto «menos femeninas»