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Dentro de los Juegos Olímpicos, un atleta le dio la gloria a Dios al poder ganar su tercera medalla de oro durante la competencia realizada en Tokio.
Vincent Hancock, atleta olímpico de tiro al blanco, ganó su tercera presea dorada en una actuación casi perfecta con 59 anotaciones (skeets) directas y solo 1 errada.
El atleta trabajo desde los 10 años para alcanzar este logro olímpico, ya que encontró en él una pasión de por vida; cuando llegó el turno de competir en Beijing 2008, se casó con una mujer cristiana que lo atraía a la fe de manera directa pero sencilla.
“Siempre estaba tratando de animarlo a que supiera que Dios está en control y en cualquier momento de preocupación o de necesidad que, ‘oye, Dios está con nosotros. Y Dios nos respalda'», dijo Hancock sobre su esposa, Rebekah.
Pero luego de centrarse en solo los regalos materiales como una medalla de oro y conseguir solo una medalla en sus próximas competiciones, vino la frustración y con ello el consejo de su esposa acerca de la fe y como Dios podía ayudarlo con todo lo que estaba sintiendo.
«Estaba tratando de animarlo y decirle, ‘solo ora, y solo pídele a Dios y estar en ese lugar con Dios para que Él pueda llevarte a donde Él quiere que vayas'», dijo Rebekah sobre ese momento.
Y acto seguido, Vincent buscó a Dios por medio de la oración y lo encontró, el Señor empezó a mostrarle el modo errado en el que éste había estado trabajando, así lo contó en su testimonio.
«Estaba frustrado con ella, estaba frustrado conmigo mismo, estaba frustrado con Dios. Oré durante horas esa noche y lloré durante horas. Ni siquiera sé cuánto tiempo, fue demasiado, lo sé. Pero aparentemente fue lo suficientemente largo, porque esa noche Dios comenzó a abrirme los ojos y a mostrarme el cosas que había hecho, las cosas que había hecho mal, o las cosas que había hecho bien en el pasado, pero que ya no estaba haciendo”, expresó.
«Y me permitió arreglar las cosas y decir: ‘Dios, tenías razón. Lamento mucho haber llegado a este punto en el que sé que quiero tener éxito en mi deporte, pero he centrarme en ti y yo tengo que centrarme en mi familia primero”, agregó.
Ese encuentro cambió todo para él y su alrededor también, pues Dios tomó el control dentro de la vida del atleta y así pudo cumplir sus sueños dentro del mundo deportivo.
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Dada su relación con el Señor, todo comenzó a fluir de gran manera, ya que se convirtió en el primer atleta de tiro al blanco en ser campeón olímpico dos veces seguidas.
“Me mostró la persona que realmente debería ser, aunque hizo lo mismo. La diferencia es que ahora soy quien Él quiere que sea”, dijo para finalizar.
Este lunes Hancock ganó su tercera medalla dorada en Tokio, Japón.
¡Gracias Dios por dejarme hacer lo que amo!, escribió a través de Instagram.
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