Mujer es resucitada después de un paro cardíaco por hipotermia de más de seis horas, «es un milagro»

Audrey Mash es una mujer británica que fue resucitada después de sufrir un paro cardíaco por más de 6 horas. Su milagrosa historia le está dando la vuelta al mundo.

Audrey Mash junto al doctor Eduard Argudo
Audrey Mash junto al doctor Eduard Argudo
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Los servicios de emergencia rescataron a Audrey Mash, inconsciente, con paro cardíaco y con temperatura corporal de 18 grados Celsius. El caso ha sido el único documentado en España y uno de los casos de parada cardíaca más largos del mundo.

Audrey, de 34 años, quedó atrapada junto con su esposo Rohan Schoeman en una tormenta de nieve mientras caminaba por la cordillera de los Pirineos en España el 3 de noviembre.

Un repentino cambio de tiempo desorientó a la pareja. Mash empezó a sufrir los azotes del intenso viento y frío hasta quedar inconsciente poco después de la 1:00 p.m.

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Schoeman logró hacer llegar gracias a su teléfono móvil fotografías a sus amigos para que los bomberos de la Generalitat (estatales) llegaran a las 3.40 p.m. al lugar donde estaba la pareja.

Cuando Audrey llegó al hospital Vall d’Hebron, hacía tres horas que su corazón había dejado de latir. Su esposo quien se había quedado junto a su cuerpo hasta que llegó el equipo de rescate, estaba convencido de que había muerto.

Solo dos miembros del equipo médico que atendieron el caso insistieron en salvar a Audrey cuando sus demás colegas les decían que ya no había nada que hacer; su corazón no latía, pulmones y riñones no funcionaban y su organismo no mostraba signo alguno de seguir con vida.

¿Cómo sucedió?

Jordi Riera, quien es directora médica del programa ECMO en Vall d’Hebron, dijo en entrevista con CNN que el cerebro humano generalmente sufre daños irreparables si el corazón deja de latir durante cinco minutos, y Audrey representa un caso muy raro.

La mujer sobrevivió gracias a que la caída extrema de la temperatura corporal que detuvo su corazón también desaceleró el metabolismo de su cerebro, lo que le permitió al órgano lidiar mejor con la falta de oxígeno.

Los médicos le dieron un tratamiento de Oxigenación con membrana extracorpórea (ECMO), máquina que suple la función del corazón y los pulmones. El dispositivo también fue elevando la temperatura de su cuerpo hasta que al llegar a los 30 grados, una pequeña descarga eléctrica mediante un desfibrilador hizo que su corazón empezara a latir de nuevo.

“Como científico no me gusta la palabra, pero es como un milagro”, dijo Riera.

Eduard Argudo, intensivista especialista que atendió el caso explicó que a pesar de que su corazón reaccionó, “la primera noche tuvimos muchos problemas”, sangró mucho y tuvimos que hacer una gran cantidad de transfusiones. Tenía una insuficiencia cardíaca grave porque el corazón no tenía suficiente fuerza para latir con normalidad».

También tenía fracturas en el esternón y en una costilla, así como una laceración en el hígado, por las maniobras de reanimación cardiopulmonar.

Once días después Audrey salió del hospital por su propio pie. Su corazón, que estuvo más de seis horas y media parado, vuelve a latir con normalidad.

Para sorpresa de los médicos que la salvaron, no le queda ninguna secuela neurológica y tampoco le queda ningún recuerdo de aquel domingo 3 de noviembre; sólo una falta de sensibilidad y de coordinación en los dedos de las manos que la ha obligado a comprar pantalones nuevos porque por ahora no puede abrocharse los botones.

Mash, que vive en Barcelona desde hace dos años, agradeció el trabajo de los profesionales que le salvaron la vida: «Me ha parecido un milagro», dijo.

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