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Cuando Suecia se declaró el «primer gobierno feminista del mundo«, mucha gente no entendió lo que quería decir en la práctica.
Los representantes suecos realizaron una visita oficial a Irán este año, la ministra de Comercio, Ann Linde, y otras mujeres que estaban en su comitiva aparecieron con el hijab (velo islámico) cubriendo sus cabezas.
Las autoridades suecas podrían haber elegido ese momento para demostrar valientemente su apoyo a las iraníes, después de todo hay mujeres en ese país arriesgando sus vidas en la lucha por la igualdad y el derecho de no usar un hijab
Los críticos apuntan que este tipo de «doble estándar» cuando se trata de los derechos de las mujeres no es novedad en Suecia, donde el «gobierno feminista» ha demostrado dificultades para hacer la nación más segura para las mujeres.
Actualmente, en Suecia existen dos conjuntos de derechos de las mujeres: uno para las nativas y otro para las inmigrantes.
Su familia acabó inmigrando a Suecia, donde hoy ella lucha por las mujeres como congresista. Curiosamente, fue llamada «racista» y «islamofóbica» cuando se pronunció contra el fundamentalismo islámico y los «crímenes de honor» en las crecientes comunidades de refugiados islámicos.
El mensaje de Kakabaveh contrasta con una nación que le gusta declararse una de las sociedades más avanzadas del mundo. Sin embargo, se estima que 200 mil jóvenes están en riesgo de sufrir violencia en nombre del honor.
Los medios sueca informa que algunos hospitales ya hacen controles de virginidad en las jóvenes, uno de los componentes clave de la «cultura de honor» típica del islam.
