El gobierno de Corea del Norte obliga a niños familiares de cristianos a estar presente en las ejecuciones de sus allegados.
La causa principal de las ejecuciones es que los fallecidos son seguidores de Cristo, muy rara vez a sus allegados se les entregaba el cuerpo después de su muerte.
Las matanzas de cristianos pasan en lugares como prisiones o campos de trabajo donde se les condena a hacer trabajos físicos en grandes cantidades.
Muchos desertores contaron que los asesinos estaban “borrachos” cuando llevaban a cabo la acción.
Mirar programas de televisión o hasta robar una vaca es considerado delito de muerte, y en muchos casos no hubo pruebas de los sucedido.
Los eventos reunían a más de tres mil personas donde niños de 7 años eran obligados a mirar el espectáculo.
En la actualidad, toda la población debe arrodillarse ante estatuas de sus antepasados y adaptarse el Comunismo, a lo que han llamado su “propia religión”.