La expresión “siglo venidero” o “porvenir” se encuentra en los apócrifos (2 Esd. 7:113; 8:52) y varias veces en el NT (Mat. 12:32; Mar. 10:30; Luc. 18:30; Ef. 1:21; 2:7; 1 Tim: 6:19; Heb. 6:5). Generalmente se lo considera en forma explícita o implícita en oposición a “este siglo”, “el presente siglo” o “este mundo” (Mat. 12:32; Luc. 16:8; 20:34-35; 1 Cor. 2:68; 2 Cor. 4:4; Gál. 1:4; Ef. 1:21; 2:2; 1 Tim. 6:17; 2 Tim. 4:10; Tito 2:12). La expresión “el fin del siglo” o “el fin del mundo” (Mat. 13:39-40,49; 24:3; 28:20) se refiere al final de la era actual y, por lo tanto, se relaciona con la época futura.
Hay evidencia de que los escritores bíblicos también consideraban esta era desde la venida de Cristo como una época de transición hacia un período en que la historia humana llegaría, en cierto sentido, a su fin. En consecuencia, la época actual también se podría describir como “los fines de los siglos” o “la consumación de los siglos (1 Cor. 10:11; Heb. 9:26). En cierta manera, el siglo futuro ya ha comenzado (1 Cor. 10:11; 2 Cor. 5:17) así que, aunque el siglo futuro aún no esté plenamente aquí (1 Cor. 15:20-28), el estar en Cristo hace que uno ya no forme parte realmente del siglo presente (Luc. 16:8; 1 Cor. 1:20; 3:18; Fil. 3:20; Heb. 6:5). La distinción, pues, entre el siglo presente y el venidero no es estrictamente temporal.
El concepto de un siglo anterior está implícito en lo que los profetas y los tipos del AT anunciaban acerca del actual siglo mesiánico (Luc. 1:70; Hech. 3:21; 15:18; Heb. 9:9-10). También se encuentra la expresión “antes de los siglos” al hacer referencia a la eternidad pasada antes de que Dios creara el mundo y comenzara la historia humana (1 Cor. 2:7).
En el AT se hace referencia a una era de liberación y bendición divinas como “aquel día” o como “días” futuros tal cual aparece en Jer. 30:3 (“Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán”; comp. Isa. 11:1-12:6; Jer. 23:3-8; 31:27-34; Ezeq. 37:21-28; Amós 9:11-15). Ver también Escatología. E. Ray Clendenen