La palabra sanctus, proveniente del latín, significa "santo". Si bien su uso más conocido se encuentra dentro de la liturgia cristiana, específicamente en la misa, su significado y trascendencia van mucho más allá de esta práctica religiosa.
El término sanctus es un adjetivo latino que describe algo o alguien apartado, consagrado, puro y digno de veneración. Su raíz se encuentra en el verbo latino sancire, que significa "consagrar" o "hacer santo". Por lo tanto, la palabra implica una separación de lo profano y una dedicación a lo divino.
En la misa católica, el Sanctus forma parte del Ordinario, es decir, de las partes que se repiten en cada celebración. Se recita o canta después del prefacio y antes del canon eucarístico. Su texto proviene de la visión del profeta Isaías (Isaías 6:3) y del Apocalipsis (Apocalipsis 4:8), donde se describe la adoración a Dios por parte de los serafines y los cuatro seres vivientes:
Sanctus, Sanctus, Sanctus, Dominus Deus Sabaoth. Pleni sunt caeli et terra gloria tua. Hosanna in excelsis.
Que en español se traduce como:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo.
Este canto representa la aclamación de toda la creación a la santidad de Dios. La triple repetición de "Santo" enfatiza la trascendencia divina, mientras que la frase "Hosanna en el cielo" expresa la alabanza y la súplica de salvación.
La inclusión del Sanctus en la liturgia cristiana se remonta a los primeros siglos del cristianismo. Existen evidencias de su uso ya en el siglo IV. A lo largo de la historia, se han compuesto numerosas melodías para el Sanctus, convirtiéndolo en una de las partes más musicalmente ricas de la misa. Desde el canto gregoriano hasta las composiciones polifónicas del Renacimiento y el Barroco, el Sanctus ha inspirado a numerosos compositores.
Aunque su uso litúrgico es el más conocido, la palabra sanctus y sus derivados también se encuentran en otros contextos:
En resumen, la palabra sanctus, con su profundo significado de santidad y consagración, ha trascendido su origen latino para convertirse en un elemento fundamental de la liturgia cristiana y un término con resonancias en diferentes ámbitos religiosos y culturales.