La palabra "récord", proveniente del inglés record, se ha integrado plenamente al español para designar una marca, generalmente la mejor, alcanzada en una determinada actividad. Si bien su definición básica se centra en el ámbito deportivo, su uso se extiende a muchos otros campos, abarcando desde lo económico hasta lo científico, pasando por lo social y lo personal.
El término inglés record, a su vez, proviene del latín recordārī, que significa "recordar", "traer a la memoria". Esta etimología nos da una pista sobre su significado original: algo digno de ser recordado, algo memorable. En sus inicios, la palabra se usaba para referirse a cualquier tipo de registro o anotación, evolucionando posteriormente para designar una marca excepcional, digna de ser "recordada".
Su adopción en el español se produce a principios del siglo XX, coincidiendo con la popularización del deporte moderno y la necesidad de un término específico para designar las mejores marcas. Desde entonces, su uso se ha extendido y consolidado, adaptándose a las nuevas realidades y contextos.
A lo largo de la historia, se han establecido innumerables récords, algunos de ellos verdaderamente impresionantes. Desde el récord de velocidad en tierra hasta el récord de altura en un salto, estas marcas representan la culminación del esfuerzo humano y la búsqueda constante de la superación.
Los récords se hacen para romperse.Esta popular frase refleja la naturaleza efímera de muchos récords, que están constantemente siendo superados.
Sin embargo, algunos récords perduran en el tiempo, convirtiéndose en hitos históricos. Estos récords, además de representar una marca excepcional, adquieren un valor simbólico, representando la capacidad del ser humano para superar sus propios límites.
En resumen, la palabra "récord" ha trascendido su significado original de simple registro para convertirse en un término con una gran carga semántica, representando la excelencia, la superación y la búsqueda constante de nuevas metas.