La palabra "parlar", proveniente del provenzal parlar (hablar), posee una riqueza semántica que va más allá de su simple definición como sinónimo de "hablar". Si bien comparte la raíz con el verbo castellano, su uso y significado han evolucionado de manera particular, adquiriendo matices y connotaciones específicas.
El origen provenzal de "parlar" nos sitúa en el contexto de la lengua occitana, floreciente durante la Edad Media. Esta lengua, con una rica tradición literaria y trovadoresca, influyó en otras lenguas romances, incluyendo el castellano. La palabra parlar, en su forma original, significaba simplemente "hablar". Sin embargo, al incorporarse al castellano, adquirió connotaciones particulares, alejándose parcialmente de su significado original.
El diccionario de la Real Academia Española (RAE) recoge varias acepciones de "parlar":
Juan parló sobre el plan secreto, implica que Juan reveló una información que debía permanecer en secreto.
El abogado parló con gran elocuencia, sugiere una forma de hablar fluida y convincente.
Parló durante horas, pero no dijo nada importante, ilustra este significado.
El loro parló repitiendo las palabras de su dueño, ejemplifica este significado.
La evolución semántica de "parlar" refleja la dinámica del lenguaje y la influencia de factores culturales e históricos. La connotación de revelar secretos, por ejemplo, podría estar relacionada con la importancia de la discreción y el secreto en ciertos contextos sociales. La acepción de hablar mucho y sin sustancia, por otro lado, podría ser una crítica a la verborrea vacía, frecuente en ciertos ámbitos.
En definitiva, "parlar" es un verbo que, a pesar de su aparente simplicidad, encierra una complejidad semántica que lo distingue de otros sinónimos de "hablar". Su origen provenzal, sus diversas acepciones y su contexto histórico contribuyen a una comprensión más profunda de su significado y uso en el idioma español.