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mujer Que es, Concepto y Definicion




mujer - Diccionario Español

(Del lat. mulier, -eris).

1. f. Persona del sexo femenino.

2. f. mujer que ha llegado a la pubertad o a la edad adulta.

3. f. mujer que tiene las cualidades consideradas femeninas por excelencia. ¡Esa sí que es una mujer!

4. f. mujer que posee determinadas cualidades. Mujer de honor, de tesón, de valor.

5. f. mujer casada, con relación al marido. ~ de campo.

1. f. La que con frecuencia se ejercita en la caza o en las faenas agrícolas.

~ de digo y hago.

1. f. mujer fuerte, resuelta y osada. ~ de gobierno.

1. f. Criada que tenía a su cargo el gobierno económico de la casa. ~ del arte.

1. f. prostituta.

~ de letras.

1. f. La que cultiva la literatura o las ciencias humanas. ~ del partido, o ~ de punto.

1. f. prostituta. ~ de su casa.

1. f. La que con diligencia se ocupa de los quehaceres domésticos y cuida de su hacienda y familia.

~ fatal.

1. f. Aquella cuyo poder de atracción amorosa acarrea fin desgraciado a sí misma o a quienes atrae. U. referido principalmente a personajes de ficción, sobre todo de cine, y a las actrices que los representan. ~ mundana.

1. f. prostituta.

~ objeto.

1. f. La que es valorada exclusivamente por su belleza o atractivo sexual.

~ perdida, o ~ pública.

1. f. prostituta.

pobre ~.

1. f. La de cortos talentos e instrucción.

2. f. La de poca habilidad y sin vigor ni resolución. buena ~.

1. expr. rur. U. para llamar o dirigirse a una desconocida. de ~ a ~.

1. loc. adv. Con sinceridad.

2. loc. adv. de igual a igual. hacerse una ~.

1. fr. Llegar a ser madura y responsable de sus actos.

2. fr. ser mujer. mujer.

1. interj. U. para indicar sorpresa o asombro, o con un matiz conciliador. ¡Mujer, qué susto me has dado! ¡Mujer, no te enfades! ser mucha ~.

1. fr. Ser admirable por la rectitud de carácter, por la integridad moral o por sus habilidades.

ser ~ una niña o adolescente.

1. fr. Haber tenido la menstruación por primera vez. ser toda una ~.

1. fr. Tener valor, firmeza y fuerza moral. tomar ~ un hombre.

1. fr. Contraer matrimonio con ella. OS V.

pez mujer

Mujer - Diccionario Perspicacia

Persona del sexo femenino, especialmente la que ha pasado la pubertad. La expresión hebrea para mujer es ´isch·scháh (literalmente, “varona”), que también puede traducirse “esposa”. De igual modo, la palabra griega gy·ne se traduce “mujer” y “esposa”.

Creación. Aun antes de que Adán siquiera solicitase una compañera humana, Dios, su Creador, se propuso crearla. Después de poner a Adán en el jardín de Edén y darle la ley respecto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, Jehová dijo: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él”. (Génesis 2:18) «Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él». Dios no impuso al hombre el mandato de seleccionar una compañera del reino animal, pues le llevó a los animales con el único fin de que les pusiese nombre. Adán no sentía la más mínima inclinación por la zoofilia, y se daba perfecta cuenta de la ausencia de una compañera idónea para él en el ámbito animal. (Génesis 2:19, 20) “Por lo tanto Jehová Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre y, mientras este dormía, tomó una de sus costillas y entonces cerró la carne sobre su lugar. Y Jehová Dios procedió a construir de la costilla que había tomado del hombre una mujer, y a traerla al hombre. Entonces dijo el hombre: ‘Esto por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada Mujer, porque del hombre fue tomada esta’.” (Génesis 2:21-23)

Su posición y responsabilidades. La mujer fue creada del hombre, y por ello su existencia dependía de este. Como era “una sola carne” con él, su complemento y ayudante, tenía que someterse a él como su cabeza. También estaba bajo la ley que Dios le había dado a Adán en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo. Tenía la responsabilidad de trabajar para el bien del hombre, tendrían hijos y juntos dominarían los animales. (Génesis 1:28) «Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra».

Puesto que era normal que la mujer de tiempos bíblicos estuviera casada, los textos que se refieren a sus responsabilidades suelen estar relacionados con su posición de esposa. El principal deber de toda mujer en Israel era rendir adoración verdadera a Jehová Dios. Un ejemplo fue Abigail, que se casó con David después de la muerte de su esposo Nabal, ‘hombre que no servía para nada’. Aunque Nabal actuó mal —rehusó emplear sus bienes materiales para ayudar a David, el ungido de Jehová—, Abigail comprendió que no estaba obligada a efectuar una acción contraria a la voluntad de Jehová, como había hecho su esposo. Jehová la bendijo por apegarse a la adoración correcta ayudando a su ungido. (1 Samuel 25:23-31, 39-42)

En segundo lugar, la mujer tenía que obedecer a su esposo. Su deber era trabajar arduamente para el bien de la casa y procurar la honra de su cabeza y marido. Esto resultaría en el mayor honor para ella. Proverbios 14:1 dice al respecto: “La mujer verdaderamente sabia ha edificado su casa, pero la tonta la demuele con sus propias manos”. Ella siempre tendría que hablar bien de su esposo y aumentar el respeto que otros sintieran por él, y el esposo debería poder estar orgulloso de ella. “Una esposa capaz es una corona para su dueño, pero como podredumbre en sus huesos es la que actúa vergonzosamente.” (Proverbios 12:4) «La mujer virtuosa es corona de su marido; Mas la mala, como carcoma en sus huesos». En el capítulo 31 de Proverbios se habla de su posición honorable y de los privilegios que tiene como esposa, junto con las bendiciones que recibe por su fidelidad, diligencia y sabiduría. (Véase ESPOSA.)

En Israel, la madre tenía mucho que ver en que sus hijos aprendiesen justicia, respeto y diligencia, y con frecuencia su consejo y su influencia sobre sus hijos mayores resultaba en el bien de ellos. (Génesis 27:5-10) Las muchachas en particular aprendían a ser buenas esposas, pues su madre las enseñaba a cocinar, tejer y todo lo relacionado con la administración del hogar. Por su parte, el padre enseñaba un oficio a sus hijos. Las esposas también podían dirigirse con libertad a sus maridos (Génesis 16:5, 6), y en ocasiones les ayudaban a tomar decisiones acertadas. (Génesis 21:9-13)

Por lo general, la elección de la novia correspondía a los padres del novio. Pero, al igual que había sucedido anteriormente en el caso de Rebeca, parece que bajo la Ley también se daba atención al parecer de la muchacha. (Génesis 24:57, 58) Aunque la poligamia era común, pues Dios no restableció el estado original de monogamia hasta que se fundó la congregación cristiana (Génesis 2:23, 24), se regulaban las relaciones polígamas.

Incluso las leyes militares favorecían tanto a la esposa como al esposo al eximir del ejército durante un año al hombre recién casado. De este modo la pareja podía ejercer su derecho de tener un hijo, que sería de gran consuelo para la madre en ausencia de su esposo, y más aún en el caso de que perdiese la vida en la batalla. (Deuteronomio 20:7) «¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome».

La Ley no hacía distinción entre hombres y mujeres si eran culpables de adulterio, incesto, bestialidad y otros delitos. (Levítico 18:6, 23) Ninguna mujer debía ponerse la ropa de un hombre, ni un hombre ropa de mujer, ya que esto podía inducir a la inmoralidad y, en particular, a la homosexualidad. (Deuteronomio 22:5) «No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace». Las mujeres podían beneficiarse de los sábados, las leyes que tenían que ver con el nazareato, las fiestas y todas las provisiones de la Ley en general. (Deuteronomio 16:11, 14) Los hijos tenían el deber de honrar y obedecer a su madre de la misma manera que a su padre. (Levítico 19:3) «Cada uno temerá a su madre y a su padre, y mis días de reposo guardaréis. Yo Jehová vuestro Dios».

Privilegios en la congregación cristiana. En sentido espiritual, no hay distinción entre hombre y mujer para aquellos a quienes Dios llama a la herencia celestial (Hebreos 3:1) «Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús». a fin de ser coherederos con Jesucristo. El apóstol escribe: “Todos ustedes, de hecho, son hijos de Dios mediante su fe en Cristo Jesús [...], no hay ni varón ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús”. (Gálatas 3:26-28) Todos ellos tienen que recibir un cambio de naturaleza en su resurrección al ser hechos copartícipes de la “naturaleza divina”, y en esta condición nadie será mujer, pues entre las criaturas celestiales no existe el sexo femenino, porque el sexo es el medio otorgado por Dios para la reproducción de las criaturas terrestres. (2 Pedro 1:4) «por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia».

Proclamadoras de las buenas nuevas. Hubo mujeres entre los que recibieron los dones del espíritu santo en el día del Pentecostés de 33 E.C., mujeres a las que se hace referencia en la profecía de Joel como “hijas” y “siervas”. Desde aquel día en adelante, las mujeres cristianas que recibieron estos dones hablaron en lenguas extranjeras que no habían entendido antes y ‘profetizaron’, no necesariamente en el sentido de predecir importantes acontecimientos futuros, sino de proclamar las verdades bíblicas. (Joel 2:28, 29)

Cuando las mujeres hablaban a otros acerca de las verdades de la Biblia, no se circunscribían a sus compañeros de creencia. Antes de ascender al cielo, Jesús había dicho a sus seguidores: “Recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea, y en Samaria, y hasta la parte más distante de la tierra”. (Hechos 1:8) «pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra». Posteriormente, en el día del Pentecostés de 33 E.C., cuando el espíritu santo se derramó sobre los 120 discípulos (entre ellos varias mujeres), a todos se les otorgó el privilegio de testificar (Hechos 1:14, 15); y la profecía de Joel (Joel 2:28, 29) a la que se refirió Pedro en aquella ocasión, menciona específicamente a las mujeres. De modo que ellas se contaban entre los que tenían la responsabilidad de ser testigos de Jesús “tanto en Jerusalén como en toda Judea, y en Samaria, y hasta la parte más distante de la tierra”. Consecuentemente, el apóstol Pablo informó más tarde que Evodia y Síntique, dos hermanas de Filipos, se habían “esforzado lado a lado [con él] en las buenas nuevas”. Asimismo, Lucas menciona a Priscila, quien junto con su marido, Áquila, ‘exponía el camino de Dios’ en Éfeso. (Filipenses 4:2, 3)

Reuniones de congregación. En algunas reuniones la mujer podía orar o profetizar, siempre que llevase una cobertura para la cabeza. (1 Corintios 11:3-16); véase COBERTURA PARA LA CABEZA. Sin embargo, en reuniones de carácter público, cuando “toda la congregación”, así como los “incrédulos”, se reunía en un lugar (1 Corintios 14:23-25), las mujeres tenían que ‘guardar silencio’. Si ‘querían aprender algo, podían preguntarle a su propio esposo en casa, porque era vergonzoso que una mujer hablase en la congregación’. (1 Corintios 14:31-35)

Aunque no se permitía a la mujer enseñar en una reunión de congregación, podía enseñar fuera de la congregación a las personas que deseaban aprender la verdad de la Biblia y las buenas nuevas acerca de Jesucristo (Salmos 68:11) «El Señor daba palabra; Había grande multitud de las que llevaban buenas nuevas», y, además, debía ser ‘maestra de lo que es bueno’ para las mujeres más jóvenes (y los niños) dentro de la congregación. (Tito 2:3-5) Pero no tenía que ejercer autoridad sobre el hombre o disputar con él, como, por ejemplo, en las reuniones de la congregación. Tenía que recordar lo que le sucedió a Eva y lo que Dios dijo con respecto a la posición de la mujer después del pecado de Adán y Eva. (1 Timoteo 2:11-14)

Los superintendentes y siervos ministeriales han de ser varones. No se menciona a las mujeres cuando se habla sobre las “dádivas en hombres” que Cristo dio a la congregación. Las palabras “apóstoles”, “profetas”, “evangelizadores”, “pastores” y “maestros” se encuentran en género masculino. (Efesios 4:8, 11)

Por consiguiente, cuando el apóstol Pablo escribió a Timoteo acerca de los requisitos que debían llenar los “superintendentes” (e·pí·sko·poi), que también eran “ancianos” (pre·sbý·te·roi), así como los “siervos ministeriales” (di·á·ko·noi) de la congregación, especifica que deben ser varones, y en caso de estar casados, ‘esposos de una sola mujer’. Ningún apóstol hace mención de un puesto de “diaconisa” (di·a·kó·nis·sa). (1 Timoteo 3:1-13)

Aunque se dijo que Febe (Romanos 16:1) «Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea». era “ministra” (di·á·ko·nos, sin el artículo definido griego), es evidente que a ella no se la nombró “sierva ministerial” en la congregación, pues este cargo no se contempla en las Escrituras. El apóstol no estaba diciendo a la congregación que aceptara las instrucciones que ella diese, sino que la recibiera bien y ‘le prestasen ayuda en cualquier asunto en que los necesitara’. (Romanos 16:2) «que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo». El que Pablo se refiriera a ella como “ministra” se relacionaba obviamente con su actividad en la proclamación de las buenas nuevas, y en ese sentido Febe era una ministra que se asociaba con la congregación de Cencreas. (Hechos 2:17, 18)

En el hogar. En las Escrituras se dice que la mujer es “un vaso más débil, el femenino”. En consecuencia, su esposo ha de tratarla de acuerdo con esta condición. (1 Pedro 3:7) «Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo». Ella tiene muchos privilegios, entre otros, participa en la enseñanza de los hijos y cuida de los asuntos domésticos con la aprobación de su esposo y bajo su dirección. (1 Pedro 3:1, 2) Tiene el deber de ser sumisa a su esposo (Efesios 5:22-24) y ha de rendirle el débito conyugal. (1 Corintios 7:3-5)

Adorno. La Biblia no condena en ninguna parte el uso de adornos o joyas en el arreglo personal, pero manda que se haga con modestia y decoro. El apóstol dice que la mujer debería llevar vestido bien arreglado y adornarse “con modestia y buen juicio”. No debería concederse importancia excesiva a peinados, adornos y vestiduras costosas, sino a aquellas cosas que contribuyen a la belleza espiritual, a saber, “buenas obras”, y a “la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu quieto y apacible”. (1 Timoteo 2:9, 10)

El apóstol Pedro dice a esas mujeres sumisas que muestran una conducta casta, respetuosa y piadosa: “Ustedes han llegado a ser hijas de ella [Sara], con tal que sigan haciendo el bien y no teman a ninguna causa de terror”. Por lo tanto, estas esposas tienen la magnífica oportunidad de ser ‘descendientes’ de la fiel Sara, no en sentido literal, sino por imitar su conducta. Sara tuvo el privilegio de dar a luz a Isaac y llegar a ser antepasada de Jesucristo, la ‘descendencia principal de Abrahán’. (Gálatas 3:16) «Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo». Por consiguiente, las esposas cristianas que demuestran ser hijas de Sara en sentido figurado, aun teniendo esposos incrédulos, tienen la seguridad de que Dios las recompensará abundantemente. (1 Corintios 7:12-16)

Mujeres que sirvieron a Jesús. Hubo mujeres que disfrutaron de privilegios en relación con el ministerio terrestre de Jesús, aunque no de los privilegios concedidos a los 12 apóstoles y a los 70 evangelizadores. (Mateo 10:1-8) Varias mujeres ministraron a Jesús con sus propios bienes. (Lucas 8:1-3) Una le ungió poco antes de su muerte, y debido a su acción, Jesús aseguró que por todo el mundo, donde se predicasen las buenas nuevas, ‘lo que esa mujer hizo también se contaría para recuerdo de ella’. (Mateo 26:6-13) Hubo mujeres entre aquellos a quienes Jesús se apareció el día de su resurrección, y también las había entre aquellos a quienes se apareció más tarde. (Mateo 28:1-10)

Uso figurado. En varias ocasiones se usa simbólicamente a la mujer para representar a congregaciones u organizaciones. También puede simbolizar ciudades. A la congregación de Cristo se la llama su “novia”, y también se la llama “la santa ciudad, la Nueva Jerusalén”. (Efesios 5:23-27)

144.000 ‘no contaminados con mujeres’. En (Apocalipsis 14:1-4) se representa a los 144.000 de pie con el Cordero sobre el monte Sión, y se dice que han sido “comprados de la tierra. Estos son los que no se contaminaron con mujeres; de hecho, son vírgenes”. Se dice que tienen una relación con el Cordero más íntima que cualquier otra persona, ya que son los únicos que aprenden la “canción nueva”. (Apocalipsis 14:1-4) Este hecho indica que constituyen la “esposa” del Cordero. (Apocalipsis 21:9) «Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero». Son personas celestiales, como lo muestra el que estén de pie con el Cordero sobre el monte Sión celestial. Por lo tanto, el que ‘no se contaminen con mujeres’ y que sean “vírgenes” no significa que ninguno de estos 144.000 nunca se haya casado, pues las Escrituras no prohíben que los que han de ser coherederos con Cristo se casen mientras están en la Tierra. (1 Timoteo 4:1, 3) Tampoco implica que todos los 144.000 sean hombres, pues “no hay ni varón ni hembra” en lo que tiene que ver con la relación espiritual de los coherederos de Cristo. (Gálatas 3:28) «Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús». Por lo tanto, estas “mujeres” deben ser simbólicas, organizaciones religiosas como Babilonia la Grande y sus ‘hijas’; cualquier unión y participación con estas organizaciones religiosas falsas haría imposible mantenerse sin mancha. (Apocalipsis 17:5) «y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA». Esta descripción simbólica está de acuerdo con el requisito recogido en la Ley según el cual el sumo sacerdote de Israel solo podía tomar por esposa a una virgen, pues Jesucristo es el gran Sumo Sacerdote de Jehová. (Levítico 21:10, 14)

Con referencia a que Jesús se dirigiera a María como “mujer”, véase MARÍA núm. 1 (Jesús la amaba y respetaba).

Mujer - Diccionario Alfonso Lockward

El término hebreo que se utiliza para m. es isha. El ser humano es yelud isha, nacido de mujer (Génesis 3:16) «A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti». Hasta el momento de la •caída, tanto el hombre como la mujer se enseñoreaban de los animales. La caída puso a la mujer bajo el enseñoramiento del hombre. De manera que estas palabras deben ser vistas como lo que son, una condenación y no como un ideal divino, pues el enseñoramiento del hombre sobre la mujer es una consecuencia del pecado.

Esto puede ya apreciarse en el relato del violento •Lamec, que es el primero del que se dice en la Biblia que practicó la poligamia. Nótese que la violencia y la poligamia aparecen juntos en la historia de este hombre, quien dice en su canto o poema: “Ada y Zila, oíd mi voz; mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: que un varón mataré por mi herida, y un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será” (Génesis 4:19-24). Las instituciones sociales que siguieron formándose en el transcurso de la historia humana han venido, entonces, matizadas e influenciadas por las consecuencias del pecado. Así, la m. vino a ser tratada como si tuviese menos dignidad que el hombre, al punto de que se la consideraba, en la época patriarcal, y aun después, como una propiedad del padre, o del esposo. Su situación de dependencia se puede ver en el hecho de que se mencionan a las mujeres, aun a las más famosas, con el nombre de sus maridos: Débora, mujer de Lapidot; Hulda, mujer de Salum, etcétera.

una sociedad patriarcal como la israelita, el trato que se daba a la m. no la situaba en un plano de igualdad con el hombre. Se prefería tener hijos varones. Si el parto era de varón, la m. permanecía treinta y tres días en purificación, pero si era de hembra el período era el doble (Éxodo 21:7-11). ( •Hija).

se conocía entre los israelitas la práctica del divorcio por parte de la mujer. Quien podía dar carta de divorcio era el hombre (Números 30:3-16).

asuntos hereditarios, se daba preferencia a los hijos varones, pero la m. podía heredar en ausencia de éstos. De conformidad con el papel asignado por la sociedad patriarcal a la m., no se suponía que ésta ejerciera funciones de liderazgo, por lo cual, al negarse •Barac a ir sin •Débora a pelear contra Sísara, ésta le dijo: “Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de m. venderá Jehová a Sísara” (Jueces 4:9) «Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes». Sólo varones fueron reyes de Israel. Las reinas que se mencionan eran reinas madres o usurpadoras del trono, pues quienes lo heredaban legítimamente eran los hijos varones.

estas razones resultaba tan asombroso para los judíos del NT el tratamiento que recibía la m. entre los seguidores de Cristo, especialmente de parte del mismo Señor, en cuyo ministerio las m. desarrollaban un gran papel. Cuando viajaba “anunciando el reino de Dios”, los doce iban con él “y algunas m. que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades ... y otras muchas que le servían de sus bienes” (Juan 20:11-18).

expresiones de Pablo sobre el hecho de que en Cristo Jesús “ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni m.; porque todos vosotros sois uno...” (Efesios 5:21-27).

Mujer - Diccionario Bíblico Sencillo

ver, MATRIMONIO, DIVORCIO, VIUDA. vet, Creada a imagen de Dios como el varón, es parte integral del ser llamado «hombre» (Génesis 1:27) «Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó». «Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó»). Ya desde el mismo Proverbiosincipio de la Biblia, la mujer es considerada a la par con el varón como hombre, por lo que ya desde el Proverbiosincipio ella recibe toda su diGénesisidad como tal.

En (Génesis 2:2) «Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo». ya se establece la Proverbiosecedencia en la creación entre el varón y la mujer; peRomanos si ello afecta a la posición de la mujer (1 Corintios 11:9) «y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón». (1 Timoteo 2:13) «Porque Adán fue formado primero, después Eva». no toca sin embargo su esencia, ya establecida en el libro de Romanos de Génesis, en los mismos albores de la humanidad.

Sin embargo, debido a la caída se establece una modificación en la situación de la mujer, la cual sufre graves consecuencias. Conocerá los dolores de dar a luz y su marido dominará sobre ella (Génesis 3:16) «A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti». (Efesios 5:23-24). Pablo añade: «PeRomanos se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia» (1 Timoteo 2:14) «y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión». De este pasaje se han hecho diversas interProverbiosetaciones, algunas de ellas algo fantasiosas. Lo más lógico es tomar el siGénesisificado llano de las palabras en su Éxodo, y ver que el apóstol se Efesiosiere a que será Proverbioseservada en el acto de tener hijos, sumamente peligRomanosso en muchos casos, en respuesta a su actitud ante el Señor y su ordenamiento en gobierno y gracia.

(a) Posición de la mujer en el AT. La posición de la mujer según el AT era muy superior a la que tenía reconocida en las naciones paGálatasnas alrededor. Gozaba de mucha más libertad, siendo sus actividades más variadas e importantes, y siendo su situación social mucho más elevada y respetada. Los hijos debían honrar al padre y a la madre (Éxodo 20:12) «Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da». Ya en las familias de los patriarcas, las mujeres como Sara, Rebeca y Raquel juGálatasban un papel eminente y, en ocasiones, Proverbioseponderante. María, la hermana de Moisés, y Débora, fueRomanosn Proverbiosofetisas y poetisas, y esta última acaudilló un ejército a la victoria (Éxodo 15:20-21). (Jueces 4:5) «y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio».

Ana, la madre de Samuel, es una hermosa figura de mujer piadosa y notablemente dotada (1 Samuel 1:2) «Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía». (1 Samuel 2:1-2). Hulda era una Proverbiosofetisa a la que se Proverbiosestaba atención (2 Crónicas 34:22) «Entonces Hilcías y los del rey fueron a Hulda profetisa, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en el segundo barrio, y le dijeron las palabras antes dichas». Más de una vez vemos cómo se honra en gran manera a la reina madre (1 Reyes 2:19) «Vino Betsabé al rey Salomón para hablarle por Adonías. Y el rey se levantó a recibirla, y se inclinó ante ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo traer una silla para su madre, la cual se sentó a su diestra». (1 Reyes 15:13) «También privó a su madre Maaca de ser reina madre, porque había hecho un ídolo de Asera. Además deshizo Asa el ídolo de su madre, y lo quemó junto al torrente de Cedrón». y en las biografías de los reyes se indica siemProverbiose quién fue la madre. El triste ejemplo de Jezabel y Atalía demuestra asimismo hasta dónde podían lleGálatasr en Israel el poder e influencia de una mujer. El joven es Éxodohortado en Proverbiosoverbios a recordar la enseñanza de su madre (Proverbios 1:8) «Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre». (Proverbios 6:20) «Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre». porque el hecho de menosProverbioseciarla lo llevaría a maldición (Proverbios 19:26) «El que roba a su padre y ahuyenta a su madre, Es hijo que causa vergüenza y acarrea oprobio». (Proverbios 20:20) «Al que maldice a su padre o a su madre, Se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa». (Proverbios 30:11-17). En cambio, en Grecia y en Romanosma estaban bien lejos de reconocer el valor de la mujer. Aristóteles la consideraba como un ser inferior, intermedio entre el hombre libre y el esclavo; Sócrates y Demóstenes la tenían asimismo en poca estima. Platón recomendaba la posesión de mujeres en común. En la Proverbiosáctica, estas mismas concepciones eran las que Éxodoistían en Romanosma, especialmente después del triunfo de la cultura y de las formas licenciosas de los griegos.

Tampoco se debe confundir el papel de la mujer en la Biblia con el que se le da en la actualidad en los países árabes del Oriente Medio, donde es un juguete a disposición del padre y del marido. La posición de la mujer en aquellos países no deriva de la influencia que el Antiguo Testamento hubiera podido tener en la formación del Islam, sino en todo el contÉxodoto social paGálatasno anterior de aquellas tierras, que quedó cristalizado con fuerza de ley en la institución de la poliGálatasmia y de la total impotencia de la mujer frente al varón.

En Israel, la mujer podía heredar en ausencia de un hermano capaz de suceder a su padre (Números 27:1-8). No obstante, en tal caso tenía que casarse con alguien de su Proverbiosopia tribu La actividad de la mujer se relacionaba con la totalidad de la vida doméstica: podía ocuparse de los rebaños (Génesis 29:6) «Y él les dijo: ¿Está bien? Y ellos dijeron: Bien, y he aquí Raquel su hija viene con las ovejas». (Éxodo 2:16) «Y estando sentado junto al pozo, siete hijas que tenía el sacerdote de Madián vinieron a sacar agua para llenar las pilas y dar de beber a las ovejas de su padre». hilar la lana y hacer los vestidos de la familia (Éxodo 35:26) «Y todas las mujeres cuyo corazón las impulsó en sabiduría hilaron pelo de cabra». (Proverbios 31:19) «Aplica su mano al huso, Y sus manos a la rueca». (1 Samuel 2:19) «Y le hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado». tejer y coser para aumentar los ingresos de la familia y para ayudar a los desventurados (Proverbios 31:13) «Busca lana y lino, Y con voluntad trabaja con sus manos». (Proverbios 24:2) «Porque su corazón piensa en robar, E iniquidad hablan sus labios». (Hechos 9:39) «Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas». también recogía el agua (Génesis 24:13) «He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua». (Juan 4:7) «Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber». y molía el grano necesario para el pan diario (Mateo 24:41) «Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada». Proverbioseparando la masa (Éxodo 12:34) «Y llevó el pueblo su masa antes que se leudase, sus masas envueltas en sus sábanas sobre sus hombros». y la comida (Génesis 18:6) «y dijo a Moisés: Yo tu suegro Jetro vengo a ti, con tu mujer, y sus dos hijos con ella». (2 Samuel 13:8) «Y fue Tamar a casa de su hermano Amnón, el cual estaba acostado; y tomó harina, y amasó, e hizo hojuelas delante de él y las coció». era asimismo su responsabilidad criar e instruir a los hijos (2 Timoteo 3:15) «y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús». y supervisar a los siervos (Proverbios 31:27) «Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde». (1 Timoteo 5:14) «Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia».

(b) Posición de la mujer en el TN. El NT muestra más claramente la elevada posición de la mujer. María dice que el Señor ha puesto sus ojos sobre su «bajeza» y que desde entonces todas las generaciones la llamarán bienaventurada (Lucas 1:48) «Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones». Jesús tuvo siemProverbiose gran consideración hacia las mujeres: Marta y María lo recibieRomanosn en su hoGálatasr; sanó a María de Magdala; Juana y Susana lo ayudaRomanosn con sus bienes (Lucas 8:2-3). (Lucas 10:38-39).

Perdonó y salvó a la pecadora (Lucas 7:37-50). Hubo un grupo de mujeres que le servían y que le acompañaRomanosn hasta el mismo Calvario (Mateo 27:55-56). y después al sepuLucasRomanos (Mateo 27:61) «Y estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del sepulcro». Dispuestas a embalsamarlo, se dirigieRomanosn antes que nadie al sepuLucasRomanos el día de Resurrección (Lucas 23:56) «Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento». (Lucas 24:1) «El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas». El Señor resucitado se apareció ante ellas ProverbiosimeRomanos, y tuvieRomanosn ellas el honor de ser las Proverbiosimeras en Proverbiosoclamar su victoria (Mateo 28:9-10). (Lucas 24:9-11). Junto con la madre de Jesús, se encontraban entre los 120 del aposento alto (Hechos 1:14) «Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos».

Se ve también que había mujeres entre los ProverbiosimeRomanoss convertidos (Hechos 8:12) «Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujere». (Lucas 9:2) «Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos». (Lucas 17:12) «Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos». En la Iglesia vemos ya que las mujeres se distinguen por su piedad y buenas obras: Dorcas (Hechos 9:36) «Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía». María, la madre de Juan Marcos (Hechos 12:12) «Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando». Lidia (Hechos 16:14) «Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía». Proverbiosiscila (Hechos 18:26) «Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios». las hijas de Felipe (Hechos 21:8-9).

El apóstol Pablo, por palabra del Señor, no reconoce a la mujer el ministerio de enseñanza pública ni el de dirección, que se reserva al varón (1 Timoteo 2:11-12). (1 Corintios 14:33-35). sin embargo, al Proverbiosecisar la actitud que debe tenerse, habla de la mujer «que ora o Proverbiosofetiza» (1 Corintios 11:5) «Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado». (1 Corintios 14:3-4). (Hechos 21:8-9). Menciona a numeRomanossas mujeres que han sido sus colaboradoras en la obra de Dios y que le han sido de ayuda en sus Proverbiosopias actividades (Romanos 16:2-4). (Filipenses 4:3) «Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida».

Había asimismo diaconisas en la iglesia Proverbiosimitiva (Romanos 16:1-2). (1 Timoteo 3:11) «Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo». y viudas puestas en unas ciertas funciones, encarGálatasdas de todo tipo de obras de asistencia (1 Timoteo 5:9-10). las mujeres Éxodoperimentadas debían encarGálatasrse de instruir a las jóvenes (Tito 2:3-5). Se Éxodopone claramente que, por lo que respecta a la salvación y a su posición en Cristo, «no hay varón ni mujer» (Gálatas 3:28) «Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús». y que en la nueva esfera más allá de la muerte esta distinción desaparecerá totalmente. Lo que no se puede hacer es, en base a este Éxodoto bíblico, rechazar el régimen de gobierno establecido en otRomanoss pasajes, algunos de ellos ya mencionados, en cuanto a la posición ahora establecida por Dios en su gobierno sobre el mundo y la Iglesia en la tierra. Todos, vaRomanosnes y mujeres, forman parte igualmente del cuerpo de Cristo, y todos, hombres y mujeres, reciben un don del Espíritu para la utilidad común (1 Corintios 12:7) «Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho». (1 Corintios 11:2) «Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué». Tanto va Romanos es como mujeres son responsables ante el Señor de usar estos dones para su gloria y conforme a las instrucciones y limitaciones que Él mismo ha establecido en Su palabra, poniéndose totalmente a disposición de Aquel que nos ha rescatado a tan gran Proverbiosecio, para poder dar toda la gloria en confianza y obediencia a nuestRomanos gran Libertador. (Véanse MATRIMONIO, DIVORCIO, VIUDA.)

Mujer - Diccionario Mundo Hispano

El relato general de la creación implica la plena humanidad de Eva (Génesis 2:18-24), recalca su superioridad sobre todos los animales inferiores, la necesidad de Adán de tenerla como ayuda, su relación íntima con él como parte de su ser más profundo y la naturaleza del matrimonio como una relación de una carne.

Aunque muchas mujeres del AT no son importantes, tres esposas patriarcales (Sara, Rebeca y Raquel) desempeñaron papeles importantes, como también lo hizo María, hermana de Moisés (Éxodo 15:20) «Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas». (Números 12).

Débora ejerció un liderazgo extraordinario (Jueces 4), (Jueces 5), y Rut la moabita llegó a ser una virtuosa bendición a Israel. Ana (1 Samuel 2:11) «Y Elcana se volvió a su casa en Ramá; y el niño ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí». Ilustra a la vez la desesperación de una mujer sin hijos y la gracia de la maternidad piadosa. El consejo de la madre de Lemuel a su hijo (Proverbios 31), presenta a una madre ideal, hacendosa, en una familia próspera. Reinas buenas y malas, y mujeres malignas de otras clases sociales son descritas con franqueza en la Biblia.

En la vida y ministerio de Jesús sobresalen mujeres piadosas: Elisabet, la madre de su precursor (Lucas 1); la virgen María; Ana (1 Pedro 3:1-6), insta a las mujeres casadas a un papel subordinado pero noble.

Mujer - Diccionario de Jerusalén

La posición de la m. se pinta en la Biblia fundamentalmente en (Génesis 2:18) «Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él». («una ayuda que sea adecuada para el hombre», es decir, que se le parezca esencialmente); su posición real se reproduce en (Génesis 3:16) «A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti». («el hombre reinará sobre tí»). Esta posición subordinada resulta de numerosas citas del AT, donde la m. realiza trabajos subordinados, se limitan sus derechos y es modesta su participación en el culto, y digáse lo mismo sobre los consejos de Pablo (1 Corintios 11:3-5), (1 Corintios14:34-36), (Efesios 5:22-23), (1 Timoteo 2:9-15), (Tito 2:4) «que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos». Y de Pedro (1 Pedro 3:1-6).

Mujer - Douglas Tenney

El relato general de la creación implica la plena humanidad de Eva (Génesis 1:26-27), y el relato especial de su creación (Génesis 2:18-24) recalca su superioridad sobre todos los animales inferiores, la necesidad de Adán de tenerla como ayuda, su relación íntima con él como parte de su ser más profundo y la naturaleza del matrimonio como una relación de una carne.

Aunque muchas mujeres del AT no son importantes, tres esposas patriarcales (Sara, Rebeca y Raquel) desempeñaron papeles importantes, como también lo hizo María, hermana de Moisés (Éxodo 2:1-9), (Éxodo 15:20) «Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas». (Números 12).

Débora ejerció un liderazgo extraordinario (Jueces 4:2) «Y Jehová los vendió en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Hazor; y el capitán de su ejército se llamaba Sísara, el cual habitaba en Haroset-goim», y Rut la moabita llegó a ser una virtuosa bendición a Israel. Ana (1 Samuel 1:1) «Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo». (1 Samuel 2:11) ilustra a la vez la desesperación de una mujer sin hijos y la gracia de la maternidad piadosa. El consejo de la madre de Lemuel a su hijo (Proverbios 31) presenta a una madre ideal, hacendosa, en una familia próspera. Reinas buenas y malas, y mujeres malignas de otras clases sociales son descritas con franqueza en la Biblia.

En la vida y ministerio de Jesús sobresalen mujeres piadosas: Elisabet, la madre de su precursor (Lucas 1:2) «tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra»; la virgen María; Ana (Lucas 2:36-38); la pecadora de (Lucas 7:36-40); María Magdalena; Marta y María de Betania; las mujeres que acompañaban a los discípulos en viajes misioneros y les servían de sus bienes (Lucas 8:3) «Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes». Mujeres permanecieron cerca de la cruz hasta la sepultura y fueron las primeras ante la tumba abierta. Mujeres se unieron a los hombres en oración entre la Ascensión y Pentecostés (Hechos 1:14) «Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos». Los discípulos en Jerusalén se reunían en la casa de María, la madre de Juan Marcos (Hechos 12:12) «Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando». Los primeros convertidos en Europa fueron mujeres, incluyendo a Lidia, la próspera mujer de negocios en Filipos (Hechos 16:13-15). Febe, una diaconisa, y muchas otras mujeres son saludadas en Romanos 16. Pablo (1 Corintios 11:2-16); (1 Corintios 14:34-35) insta a las mujeres creyentes a la subordinación, pero exalta a la esposa creyente como un tipo de la iglesia, esposa de Cristo (Efesios 5:21-23). El establece normas elevadas para las esposas de oficiales de la iglesia y para mujeres en posiciones oficiales (1 Timoteo 3:11) «Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo», (Tito 2:3-5). También Pedro (1 Pedro 3:1-6) insta a las mujeres casadas a un papel subordinado pero noble.

Mujer - Diccionario Pastoral

En el plan creador de Dios descrito por la Biblia, la mujer desempeña un papel en todo semejante al del hombre (Génesis 1:27-28), (Génesis 2:18-24), (Génesis 3:20) «Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes». (Proverbios 19:14) «La casa y las riquezas son herencia de los padres; Mas de Jehová la mujer prudente». ver (Marcos 10:6-12). Igualmente en la historia religiosa de Israel, y en última instancia en la historia de la salvación, el protagonismo de la mujer es importante, tanto para el mal (Génesis 3:6) «Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella». (Números 12:1-10), (Jueces 14:15-20), (Jueces 16:4-21), (1 Reyes 11:1-8), (1 Reyes 18:13) «¿No ha sido dicho a mi señor lo que hice, cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová; que escondí a cien varones de los profetas de Jehová de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los mantuve con pan y agua?». (1 Reyes 19:1-2), (1 Reyes 21:25-26), (Isaías 3:16-24), (Amós 4:1-3), (Proverbios 9:13-18), (Proverbios 21:9) «Mejor es vivir en un rincón del terrado Que con mujer rencillosa en casa espaciosa». (Proverbios 21:19) «Mejor es morar en tierra desierta Que con la mujer rencillosa e iracunda». [Qo_7,26]; [Si_25,13-26] como para el bien (Génesis 3:15) «Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar». (Éxodo 15:20-21), (Josué 2:1-6), (Jueces 4:1) «Después de la muerte de Aod, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová». (Jueces 5:1-2). (Rut 1:1) «Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos». (Rut 4:1) «Booz subió a la puerta y se sentó allí; y he aquí pasaba aquel pariente de quien Booz había hablado, y le dijo: Eh, fulano, ven acá y siéntate. Y él vino y se sentó». (Jueces 8:16) «Y tomó a los ancianos de la ciudad, y espinos y abrojos del desierto, y castigó con ellos a los de Sucot». (Ester 2:1) «Pasadas estas cosas, sosegada ya la ira del rey Asuero, se acordó de Vasti y de lo que ella había hecho, y de la sentencia contra ella». (Ester 4:1) «Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por la ciudad clamando con grande y amargo clamor». (Ester 8:1) «El mismo día, el rey Asuero dio a la reina Ester la casa de Amán enemigo de los judíos; y Mardoqueo vino delante del rey, porque Ester le declaró lo que él era respecto de ella». (2 Reyes 22:14-20), (Salmos 68:26) «Bendecid a Dios en las congregaciones; Al Señor, vosotros de la estirpe de Israel». (Proverbios 31:10-31), [Si_26,1-3]; [Si_36,21-27].

No obstante, debe reconocerse que el ambiente cultural en el que se mueve la Biblia 'incluso en el NT' limita un tanto los derechos y valores de la mujer (Números 5:11-28), (Números 27:1-11), (Deuteronomio 24:1) «Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa». [Si_42,9-12]. Jesús, sin embargo, reclama para la mujer la misma dignidad y los mismos derechos que para el hombre; y lo hace no tanto con sus palabras cuanto con su actitud, nace de mujer (Mateo 1:25) «Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS». (Lucas 2:7) «Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón». no rehuye el trato con las mujeres (Lucas 7:36-47), (Lucas 10:38-41), (Juan 4:1-28), a las que alaba por su fe y su generosidad (Lucas 7:50) «Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vé en paz». (Lucas 8:48) «Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; vé en paz». (Lucas 21:1-4), (Mateo 15:28) «Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora». (Mateo 26:10-13), y de las que acepta sus servicios (Lucas 8:1-3), ver (Mateo 27:55-56), y (Juan 19:25) «Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena». las hace protagonistas de sus milagros y parábolas (Lucas 7:12) «Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad». (Lucas 8:43-55). (Lucas 13:10-13), (Lucas 15:8-16), (Lucas 18:1-5), (Mateo 8:14-15), (Mateo 13:33) «Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado». (Mateo 18:21-28), las pone como ejemplo (Mateo 25:4) «mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas». y las constituye en primeras anunciadoras de su resurrección (Mateo 28:5-9), (Marcos 16:7-10), (Lucas 24:9-10), (Juan 20:1-2), (Juan 20:18) «Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas».

Más aún, en la perspectiva del NT, la criatura cumbre de Dios, la escogida para ser la más cercana Colaboradora de Jesús en la obra de la salvación, es una mujer: María (Lucas 1:26-38), (Lucas 1:42-49), (Lucas 2:7) «Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón». (Lucas 2:33-35),  (Juan 2:1-5), (Juan 19:25-27), ver (Apocalipsis 12:1-6),

En esta misma línea de valoración positiva de la mujer se mueve el resto del NT (Hechos 1:14) «Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos». (Hechos 9:36-41), (Hechos 12:12) «Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando». (Hechos 16:14-15), (Hechos 18:2) «Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos». (Hechos 18:18) «Mas Pablo, habiéndose detenido aún muchos días allí, después se despidió de los hermanos y navegó a Siria, y con él Priscila y Aquila, habiéndose rapado la cabeza en Cencrea, porque tenía hecho voto». incluido san Pablo, a quien se ha acusado de un cierto antifeminismo (ver (1 Corintios 11:3) «Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo». (1 Corintios 11:8) «Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón». (1 Corintios 11:10) «Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles». (1 Corintios 11:12) «porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios». (1 Corintios 14:34) «vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice». (Efesios 5:22-24), (Efesios 5:33) «Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido». (Colosenses 3:18) «Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor». (1 Timoteo 2:11-12), este antifeminismo no es tal si se tiene en cuenta el marco sociológico en el que se mueve san Pablo y el papel que, a pesar de este marco, hace jugar a la mujer (1 Corintios 11:11) «Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón». (Gálatas 3:28) «Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús». (Efesios 5:25) «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella». (Efesios 5:32) «Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia». (Colosenses 3:11) «donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos».

Mujer - Hispano-Americano de la Mision

Ser humano femenino que ha llegado a la adultez. Segun la Biblia, tanto la m como el varón representan al ser humano y fueron creados por Dios a su imagen y semejanza (Génesis 1:27) «Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó».

La tarea de dominar el mundo, de continuar con la obra de la creación, de ser con Dios co-creadores, corresponde pues, a la mujer tanto como al varón. Su dignidad le viene no de ser m , sino de su condición de criatura de Dios y, en consecuencia, tiene el derecho inalienable de ser plenamente humana. 2. La DJ afirma: «Dios creó al ser humano como hombre y m . Repudiamos firmemente el grado de explotación machista de que ha sido objeto la m en AL».

La situación de la m en AL deja mucho que desear. El DP señala: «A la conocida marginación de la m como consecuencia de atavismos culturales (prepotencia del varón, salarios desiguales, educación deficiente, etc.) que se manifiesta en su ausencia casi total de la vida política, económica y cultural, se agregan nuevas formas de marginación en una sociedad consumista y hedonista. Así se llega al extremo de transformarla en objeto de consumo, disfrazando su explotación bajo el pretexto de evolución de los tiempos (por la publicidad, el erotismo, la pornografía, etc.)».

Mujer - Diccionario Bíblico Torres Amat

Fue creada junto al hombre a imagen de Dios, con plena igualdad y como compañera suya. (Génesis 2:22-25). El ambiente bíblico es patriarcal pero no discrimina a la mujer. Muchas son las páginas que resaltan los valores femeninos y hacen de ellos fundamento de la familia y de la sociedad. (Génesis 3:20) «Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes». (Cantares 8:5-7); (Proverbios 31:10-31). Son muchas las mujeres que aparecen en lugar y funciones destacadas. En el nuevo testamento María de Nazaret aparece como Madre del Redentor (Lucas 1:30-35), intercesora ante Cristo (Juan 2:4-5), modelo de asimilación del plan de Dios (Lucas 2:51) «Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón», partícipe del don del Espíritu Santo a la Iglesia (Lucas 1:35) «Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios». (Hechos 1:14) «Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos». La mujer es comparada con la realidad gloriosa de la Iglesia (Efesios 5:22-23); (Apocalipsis 12:1-2); (Apocalipsis 21:1-2)

Mujer - Diccionario Bíblico Adventista

Mujer (heb. zishshâh; gr. gune, 'mujer', 'esposa'). Las diversas mujeres son descriptas en artículos bajo el nombre de cada una de ellas. Este artículo sólo se ocupa de la mujer como una clase en los sucesivos períodos de la historia bíblica. I. La mujer original. Cuando Dios 'creó... al hombre a su imagen... varón y hembra los creó' (). Dios dio a ambos sexos, sin distinción, la bendición, la orden de fructificar y de multiplicarse (1:28), y la tarea de sojuzgar la tierra y enseñorearse de todas las criaturas vivientes. Gen_2 da algunos detalles adicionales: Adán fue formado primero -del polvo- y se le dio la oportunidad, antes de formar a Eva, de observar los animales para darse cuenta de que únicamente él estaba solo, de sentir la necesidad de una contraparte femenina, una 'ayuda' (heb. êzer) 'idónea' (heb. kenegdô). El término para 'ayuda', aplicada también a Dios (; etc.), no implica que es inferior; la palabra para 'idónea' significa 'con su contraparte', 'correspondiente 812 a él'. Que Eva fuera formada de la costilla de Adán, y no tomada ni de su cabeza ni de su pie sino de su costado, es un símbolo adecuado de la igualdad y la unidad de la pareja. La subordinación de Eva a su esposo fue una de las consecuencias de la caída, después que la naturaleza humana se volvió egoísta y competitiva. Como algunos lo han señalado, la palabra hebrea traducida 'enseñoreará' no indica un decreto sino sencillamente afirma el hecho de que el esposo dirigirá a la esposa. Sin embargo, algunos toman ciertos pasajes del NT (véase la sección VI) como que implican un cambio de estatus destinado a adecuarse a la naturaleza pecaminosa de la humanidad; y algunos citan otros textos para indicar algún grado de preeminencia de Adán desde el comienzo. En cualquier caso, desde la caída los descendientes masculinos de Adán han extendido de hecho la supremacía del hombre en la familia hasta incluir su dominación sobre las mujeres, lo que no establece el informe de Gen_1 y 2. Otro punto de vista es que el estatus de Eva fue alterado, no por causa de inferioridad, sino como un ajuste necesario por la pérdida de la paz y la armonía que había entre ambos socios iguales antes del pecado; pero que el cristianismo del NT tiene la meta de contrarrestar los efectos de la caída al restaurar aún en esta tierra las relaciones originales (véase la sección VI). II. En el período patriarcal. Entre Adán y Abrahán no sabemos nada de la mujer, excepto que un descendiente de Caín introdujo una pluralidad de esposas (). Pero entre Abrahán y Moisés conocemos mucho por la descripción que hace la Biblia acerca de la sociedad patriarcal. El padre era la cabeza de la familia extendida, que incluía las de sus hijos y tal vez las de sus nietos. Por ello, se valoraba a los hijos por sobre las hijas, ya que ellas se apartarían para formar parte de otras familias o clanes. (Por tanto, en las genealogías sólo se mencionan los hijos varones, excepto en el caso de mujeres de significación especial para el relato.) Las mujeres actuaban principalmente como esposas y madres, y se ocupaban de las tareas domésticas: cocinar, acarrear agua, y cuidar e instruir a los niños (; 24:13; 27:13, 14). Algunas veces cuidaban de los rebaños, y otras veces oficiaban como nodrizas o parteras (, 10; , 16). Sin embargo, la mujer podía actuar en las actividades religiosas, sociales y económicas, y podía tener considerable influencia sobre su esposo e hijos (por ejemplo, Sara en el incidente con Agar e Ismael: o Rebeca al asegurar la primacía de Jacob [, 6; 21:9-14; 27:6-17, 23]). La esposa, aunque bajo la autoridad de su esposo como su 'señor' (18:12), no estaba al mismo nivel que los esclavos. Abrahán se dirigió a Sara con respeto en el pedido que le hizo (12:13). En la época patriarcal las mujeres tenía una considerable libertad de movimiento: trabajaban en el campo o con los rebaños, y se mezclaban con los pastores junto al pozo de agua (24:15-28; 29:9-11). Rebeca aparentemente fue sin velo al pozo y viajó así hasta que se encontró con su prometido (24:15, 16, 65); Sara también fue vista por los egipcios, quienes admiraron su belleza (12:14). Aparentemente la novia llevaba velo durante el casamiento (29:23, 25). Los casamientos eran arreglados por padres o parientes, pero se pedía el consentimiento de la novia (24:58). Parece que era costumbre que ella llevara consigo su criada personal a su nuevo hogar. Una esposa podía dar su esclava a su esposo como esposa secundaria (16:2, 3), cuyos hijos pertenecían legalmente a ésta, por lo que podían llegar a estar al mismo nivel que los de la esposa (por ejemplo, los 4 hijos de las criadas de Raquel y de Lea). En el caso de Abrahán, sin embargo, los hijos de la esposa secundaria, Agar, y Cetura, su segunda esposa legal, fueron despedidos del clan (16:3; 21:10; 25:1-6) con regalos pero sin herencia. Cuando una mujer casada quedaba viuda, sin hijos, era deber del hermano mayor sobreviviente de su esposo casarse con ella, y el primer hijo de ese matrimonio debía continuar con la línea del fallecido (38:8-11). III. Bajo la ley mosaica. En la teocracia israelita, establecida después del éxodo, el código de leyes continuaba los rasgos principales del sistema patriarcal, aunque mitigaba algunos de sus males más graves. Por ejemplo, no se prohibió la poligamia, pero fue reglamentada. El divorcio exigía un certificado legal que daba a la mujer divorciada el derecho de casarse otra vez (-4). Las mujeres israelitas dependían del jefe de la familia -ya sea padre o esposo- y, a menos que enviudara o se divorciara, no podía hacer un voto sin el consentimiento de él (-15). Sin embargo, su estatus era muy superior al de las mujeres de las naciones vecinas. Al casarse, las mujeres pasaban de la autoridad del padre a la del esposo. Un hombre no podía vender nunca a su mujer, aún cuando la hubiera tomado cautiva en la guerra (Deu_813 21:10-14). Podía vender a su hija sólo con el propósito de llegar a ser una esposa secundaria de su amo o del hijo de su amo. No podía ser vendida otra vez a un extranjero, ni podía salir libre al fin de los 6 años (-11), como ocurría con la esclava hebrea que no era vendida en matrimonio (-14). Si un hombre seducía a una señorita soltera tenía que pagar la 'dote' acostumbrada y tomarla como esposa; no podía divorciarse nunca de ella (, 17; , 29). En caso de adulterio, la penalidad para ambas partes era la muerte (). Una viuda no heredaba los bienes de su esposo; éstos pasaban a sus hijos o, si no había hijos varones, a las hijas mientras éstas no se casaran fuera de su tribu (-9; 36:2-9). Una viuda sin hijos se debía casar con su cuñado para continuar con la línea de su esposo (-10): la ley del levirato. Las viudas podían espigar en los campos y se podían beneficiar con el diezmo* del 3er, año. La ley hebrea trataba al hombre y a la mujer por igual en ciertos casos: se exigía el respeto por el padre y la madre (; 21:15, 17; ; 20:9); los crímenes de violencia contra un hombre o una mujer eran castigados del mismo modo (-32). Pero en el caso de votos especiales, el dinero de la valuación de una mujer era menor que el de un hombre (-7), y el período de purificación después del nacimiento de una niña era el doble que el período para un varón (12:1-7). La mujer desempeñaba un papel secundario en la vida religiosa. Sin embargo, enseñaba a los niños en casa y participaba en la observancia del sábado (). Las familias enteras celebraban juntas la Pascua (, 14, 15), y las mujeres y las niñas podían acompañar a los hombres a las fiestas de las Semanas (Pentecostés) y de los Tabernáculos (-16). Las mujeres de las familias de sacerdotes podían comer de la parte del sacerdote o de las ofrendas de paz (; ). Entre los laicos, 'el hombre o la mujer' podían presentar ofrendas por las ofensas (-8). En otra descripción de la misma ofrenda, 'un alma' (heb. nefesh), traducido como 'persona' o 'alguno', es aparentemente equivalente a 'un hombre o una mujer' (Lv. 6:2-7). Esto indica que las mujeres podían traer otras clases de ofrendas prescriptas para 'un alma' (4:2, 27; 5:1, 4, 15, 17). No se les impedía acceder a cargos de liderazgo y autoridad. Hubo profetisas (María, Débora y más tarde Hulda). Débora también fue juez* y una especie de líder militar; pero no hubo sacerdotisas en Israel. (Algunos censuran hoy esta restricción como un desprecio a las mujeres capaces. Otros la invocan como un argumento para impedir que las mujeres ejerzan cualquier cargo pastoral. Sin embargo, un sacerdote que ofrecía sacrificio sobre el altar tenía una función totalmente diferente de la de un ministro religioso.) La ventaja de la ausencia de sacerdotisas es evidente cuando se considera el ambiente alrededor de Israel. Entre las naciones vecinas las sacerdotisas a menudo tenían la función de prostitutas sagradas en los cultos de fertilidad, que involucraban ritos groseramente inmorales en relación con los templos y los lugares altos. IV. En el AT fuera del Pentateuco. En el Israel posterior al Pentateuco la posición de la mujer estuvo regida por el mismo código de leyes sociales y religiosas. La subordinación de la mujer no impedía una genuina relación de amor (, 8; ) y el respeto genuino de su esposo e hijos (; 31:28). Sin embargo, los profetas vieron necesario anunciar el desagrado de Dios por el descuido y la crueldad hacia la mujer, especialmente las madres y las viudas (; ; , 2). En el AT hay muchas referencias a la amenaza que constituye una mujer contenciosa, malvada o inmoral (,19; 6:24, 26:7). Pero también existen muchas relativas a mujeres de buen juicio, sabias, bondadosas y con otras buenas cualidades (; ; ). El epítome del carácter femenino es la esposa industriosa, de muchos recursos, habilidosa, bondadosa, sabia, honrada y piadosa (-31). La buena mujer de Pro_31 podía comprar propiedades. Lo mismo hizo la rica y destacada mujer de Sunem podía recurrir al rey personalmente para reclamar sus derechos sobre ellas (-37; 8:1-6). También podía montar un burrito e ir a ver al profeta sin tener que dar cuenta a su esposo por su decisión (4:22, 23). Sobre el lienzo de la narración del AT aparecen las figuras de muchas mujeres: unas pocas retratadas de cuerpo entero, desde la pobre, pero fiel Rut, que espió en los campos, hasta la malvada Jezabel, que condujo a Israel a una idolatría generalizada de la peor especie; desde el encanto, descripto con intensidad oriental, de la joven campesina amada por el rey Salomón, hasta el valor de Ester, que arriesga su trono y su vida para salvar a su pueblo. V. Jesús y la mujer. Jesús nunca hizo campañas en favor de los derechos de la mujer, pero su trato con ellas, cuando se lo considera 814 en el marco de las ideas y costumbres de la época, es revolucionario. Los lectores modernos no perciben el impacto del sereno desprecio de Jesús por las costumbres de Palestina en el s I d.C. en su trato con las mujeres como personas de valor. Aunque la mujer judía de esos días podía, de acuerdo con su capacidad y sus oportunidades, tener una influencia considerable sobre su esposo e hijos, su ámbito de acción era principalmente el hogar (esposa, madre y dueña de casa). En cierta forma, tenía menor libertad que en épocas anteriores, a menos que perteneciera a la clase obrera y tuviera que trabajar junto a los hombres en el campo o el taller para ayudar a mantener a su familia. Era miembro de la comunidad religiosa, pero en forma limitada. Podía asistir a la sinagoga en la sección de las mujeres, probablemente una galería, y podía participar de las grandes fiestas anuales con su familia. Pero estaba eximida de estudiar la Torá y de todo deber religioso positivo relacionado con momentos específicos, aunque la principal excepción a esto era la preparación para el sábado y, particularmente, el encendido de las velas al comienzo de éste (y, por supuesto, la observancia del sábado). En el templo podía pasar más allá del atrio exterior de los gentiles, hasta el de las mujeres, pero no podía entrar en el atrio de Israel, que estaba junto al de los sacerdotes, reservado para los hombres israelitas. (Parece que esto apareció tardíamente; no se mencionan atrios separados para las mujeres en el templo de Salomón ni en el postexílico.) Se ha aceptado que la Mishná implica que una mujer sólo podía ofrecer 2 sacrificios (la ofrenda de cereales o harina con el voto de los nazareos, y la que tenía que ver con la ordalía del agua amarga), y tenía que depender del perdón de sus pecados de los sacrificios que llevaban su esposo o su padre. Si fue así, significó un cambio desde los días del AT (véase la sección IV). Basta percibir que se juzgaba un escándalo que un hombre hablara con una mujer en la calle y que los rabinos a menudo las considerasen inferior y un peligro para la moralidad de un hombre, para ver cuán revolucionaria fue la actitud de Jesús hacia ellas. Violó las costumbres rabínicas cuando las recibió como seguidoras, y aceptó tanto la asistencia como el dinero de un grupo de mujeres dedicadas de Galilea que lo acompañaban con los Doce en sus viajes (-3; , 56), y que fueron las primeras en llevar la noticia de la resurrección (-24:10). Sorprendió a sus discípulos al conversar con una mujer junto al pozo, en Samaria (, 27). Escandalizó a su huésped fariseo Simón al mostrar gratitud y comprensión por el perfume de María (-13; -50). Aceptó la amistad y la hospitalidad de Marta y María (-42; -5). Pero en medio de todo esto, sus peores enemigos nunca pudieron acusarlo de impureza en palabras o actos. Enseñó un elevado concepto del matrimonio y restringió el divorcio al caso de infidelidad conyugal; sustentó la norma única al exigir pureza de los hombres (-32). Sin embargo, sin condonar el pecado, perdonó a la adúltera que fue llevada ante él (-11). Muchas de sus parábolas se basaron en experiencias de las mujeres. Tomó nota de la pobre viuda cuyas 2 moneditas de cobre fueron evaluadas por Jesús como superiores a los dones de los ricos (-44). Su 1er milagro fue realizado respondiendo a un deseo de su madre (-11); y casi las últimas palabras que dijo en la cruz fueron para su madre al ponerla al cuidado del discípulo Juan (19:25-27). VI. Pablo y la mujer en la iglesia primitiva. Con excepción de Dorcas y Safira, que están relacionadas con Pedro, casi todas las mujeres de la iglesia primitiva mencionadas en la Biblia están asociadas con Pablo. El 1er contacto de Pablo con mujeres cristianas fue la persecución de que él las hizo objeto (; 9:2), probablemente algunas del 'gran número así de hombres como de mujeres' () que se añadieron a la iglesia después del Pentecostés. Pero fue Pablo quien puso en palabras la gran declaración de la iglesia naciente: 'Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abrahán sois, y herederos según la promesa' (Gá. 3:28, 29). En el libro de Hechos y en las epístolas encontramos muchos nombres de mujeres activas en la iglesia. En Listra estaba Eunice, la madre de Timoteo (; 2 ); en Filipos, Lidia, la 1ª conversa de Europa (-15), y también Evodia y Síntique, colaboradoras de Pablo (, 3); en Atenas, Dámaris (); en Corinto, Priscila, que con su esposo Aquila trabajaron con Pablo y lo acompañaron a Efeso (18:1-3, 18, 19). Pablo ha adquirido la reputación de tener prejuicios contra la mujer. En Corinto reprendió el escándalo, las divisiones, las contenciones y las reuniones desordenadas; su tema: limiten 815 sus libertades cristianas si debilitarán u ofenderán a otros. Por ejemplo, los conversos para quienes el comer alimentos ofrecidos a dioses inexistentes todavía era idolatría (1Co_8; 10:27-32); o los no cristianos para quienes una mujer en la iglesia con la cabeza descubierta (o con el cabello suelto en lugar de estar atado a la cabeza; 11:5, 6) significaba que ella repudiaba su matrimonio o la autoridad de su esposo (vs 15, 10 cf ). Pero la explicación de Pablo acerca de Adán y Eva deja, al parecer, ambigua la situación de la mujer (, 9; cf vs 11, 12). En el cp 14, ¿pide a las mujeres que guarden silencio en la iglesia y pregunten después a sus esposos en casa (vs 34, 35) porque son subordinadas, o porque provocan confusión con sus preguntas? Ciertamente no desaprobó a las mujeres que hablan en oración o profetizan, sino sólo a las que tienen un arreglo no apropiado de su cabello (11:5, 13). Aparentemente, había detalles conocidos para los corintios que la carta de Pablo no revela a los lectores actuales. Más tarde tuvo que pedir a Timoteo que no permitiera que las mujeres enseñaran o usurparan la autoridad de los hombres (1 -14). El caso de Adán y Eva, ¿sugiere una situación entre esposos o una regla general? La amonestación a enseñar a las esposas a ser obedientes a sus maridos está acompañada por una razón: 'Para que la palabra de Dios no sea blasfemada' (Tit. 2:4, 5). Notemos que la misma razón se da para que los esclavos cristianos honren a sus amos: el bien de la causa (1 ). Las opiniones todavía difieren con respecto a la actitud de Pablo hacia las mujeres, pero ciertamente él aceptó y apreció calurosamente a muchas de ellas como amigas y colaboradoras (Rom_16), y presentó el gran ideal de que 'ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús' (Gá. 3:28). Mula. Véase Mulo/a. Muladar. Véase Estiércol.

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