La palabra "molusco" proviene del latín molluscus, que significa "blando". Esta característica define a un grupo inmensamente diverso de animales invertebrados, el segundo más grande del reino animal después de los artrópodos. Su cuerpo blando, no segmentado en la etapa adulta, es la clave para entender su nombre y su biología.
Aunque la blandura es su rasgo unificador, los moluscos presentan una sorprendente variedad de formas y tamaños. Algunos, como las babosas y las ostras, son familiares para la mayoría. Otros, como los calamares gigantes y los quitones, habitan las profundidades oceánicas y son menos conocidos. A pesar de esta diversidad, comparten algunas características comunes:
El filo Mollusca se divide en varias clases, cada una con características únicas:
Los moluscos desempeñan un papel vital en los ecosistemas acuáticos y terrestres. Son una fuente importante de alimento para muchos animales, incluyendo al ser humano. Además, algunos moluscos, como las ostras, filtran grandes cantidades de agua, contribuyendo a la limpieza de los ecosistemas. Económicamente, la industria pesquera y la acuicultura de moluscos, como mejillones, ostras y calamares, son de gran importancia en muchas partes del mundo.
El estudio de los moluscos se remonta a la antigüedad. Aristóteles ya los describió en su Historia Animalium. Las conchas de moluscos se han utilizado como moneda, herramientas y adornos a lo largo de la historia. En la actualidad, la investigación sobre los moluscos continúa, revelando nuevos conocimientos sobre su biología, evolución y importancia en los ecosistemas.
En resumen, la palabra "molusco" abarca un mundo fascinante de diversidad biológica, importancia ecológica y relevancia económica. Desde las babosas terrestres hasta los calamares gigantes, estos animales blandos han colonizado una amplia gama de hábitats y continúan sorprendiéndonos con su adaptabilidad y complejidad.