La palabra "cuévano" designa un tipo de cesto tradicional, con una rica historia y usos diversos. Su origen etimológico se remonta al latín cophinus, y este a su vez del griego kophinos. Ambos términos hacen referencia a un tipo de cesta o canasta.
Aunque la definición básica lo describe como un cesto grande y hondo, usado para la vendimia, existen variantes en su forma y tamaño. Generalmente, se caracteriza por ser:
Podemos distinguir al menos dos tipos principales de cuévano:
El uso del cuévano se remonta a la antigüedad, como lo demuestra su etimología. En la cultura mediterránea, las cestas han sido herramientas esenciales para la agricultura y el transporte de bienes. El cuévano, en particular, se asocia fuertemente con la viticultura y la vendimia, una actividad fundamental en muchas regiones. La imagen del vendimiador con el cuévano lleno de uvas es un icono representativo de esta labor.
En el caso del cuévano pasiego, se convierte en un elemento distintivo de la cultura de esta comunidad. Su uso como "mochila" para transportar a los niños pequeños refleja la ingeniosidad y la adaptación a un entorno montañoso, donde otros medios de transporte resultaban difíciles. Este uso particular ha contribuido a la identidad cultural de los pasiegos.
Aunque el uso del cuévano ha disminuido con la modernización de las técnicas agrícolas y la aparición de nuevos materiales, sigue siendo un objeto apreciado. En algunas regiones, se mantiene su uso tradicional en la vendimia, mientras que en otros contextos se valora como elemento decorativo o como un símbolo de la cultura rural. El cuévano, más allá de su función práctica, representa una conexión con el pasado y una forma de mantener vivas las tradiciones.