La palabra "arremango" se define usualmente como sinónimo de "remango", lo cual, si bien cierto, resulta una explicación bastante superficial. Profundizando, "arremango" se refiere a la acción y efecto de arremangar o remangar. Es decir, doblar hacia arriba la parte inferior de una prenda de vestir, generalmente las mangas de una camisa o los bajos de un pantalón, para descubrir una parte del brazo o la pierna.
El término "arremango" proviene del verbo "arremangar", formado a partir del prefijo "a-" y el verbo "remangar". Este último, a su vez, se deriva de "manga" con el prefijo "re-", que indica repetición o intensificación. El origen de "manga" se remonta al latín "manica", que significa "parte de la vestimenta que cubre el brazo".
El acto de arremangarse está cargado de simbolismo y se asocia a diversos contextos:
Arremangarse las mangasse ha convertido en una expresión idiomática que implica ponerse a trabajar con energía y dedicación.
Hay que arremangarse y buscar soluciones.
A lo largo de la historia, el acto de arremangarse ha estado presente en diversas actividades, desde las labores agrícolas y artesanales hasta las faenas industriales. En épocas pasadas, la ropa era más costosa y difícil de reemplazar, por lo que arremangarse era esencial para protegerla durante el trabajo. Esta práctica ha trascendido el tiempo y sigue siendo común en nuestros días.
En resumen, "arremango" es mucho más que un simple sinónimo de "remango". Representa una acción con implicaciones prácticas y simbólicas, ligada al trabajo, la disposición, la practicidad y la adaptación a diferentes contextos. Su origen etimológico y su uso a lo largo de la historia nos permiten comprender la riqueza y la profundidad de este término aparentemente sencillo.